Adaptaciones Cinematográficas: Homenaje o Afrenta a la Literatura


Resumen

Comúnmente, se crean discusiones en torno al estreno (o incluso la planeación) de un producto fílmico que se basa en un texto literario, pues surge la preocupación de que se le haga justicia al material original y no se tergiverse o destruya la intención de dicho texto. En el presente artículo, basándonos metodológicamente en los postulados teóricos y críticos sobre la relación Literatura- Cine de Robert Stam, José Sánchez y Sergio Wolf, se abordarán algunos de los motivos que generan desconfianza ante una adaptación cinematográfica, así como algunos ejemplos de textos llevados al cine donde se evidencia las diferencias principales entre ambos formatos y las razones por las que estas artes no comparten cantidad de similitudes, y, de esta manera considerar si la adaptación de un texto literario le beneficia o resulta un desacierto. Siendo artes de diferentes cualidades y características, deben ser tratadas con el mismo respeto, valorando su naturaleza individual.

Abstract

Commonly, discussions are created around the premiere (or even planning) of a film product that is based on a literary text, because the concern arises of being fair to the original material and do not misrepresent or destroy the intention of that text. In this article, based methodologically on the theoretical and critical postulates on the literature-film relationship of Robert Stam, José Sánchez y Sergio Wolf, some of the reasons that generates mistrust before a film adaptation will be addressed, as well as some examples of texts made into films, where the main differences between these two formats are evident and the reasons why these arts do not share a number of qualities, and, in this way consider whether the adaptation of literary text, benefits or ruins it. Being arts of different qualities and characteristics, they should be treated with the same respect, valuing their individual nature.


Extenso

Cuando se habla de las diferentes manifestaciones artísticas, ¿se puede asegurar que una es considerablemente superior a la otra? ¿Es realmente necesario rendir pleitesía y tratar con mucho tacto cualquier temática que sea llevada de un medio artístico a otro para no ofender ni desvirtuar la obra original? Al hacer referencia a una adaptación, ¿inmediatamente se asume que es una transformación mediocre que experimenta un ejemplar original?

            Resulta muy común que se susciten debates en torno a la adaptación de una obra artística, y con mayor frecuencia, a la adaptación cinematográfica de un texto literario. Usualmente surgen detractores de esta práctica, principalmente porque no consideran que el producto presentado en la gran pantalla le “haga justicia” a la obra literaria, pero esta negativa puede provenir del sentimiento aún más profundo de que el cine no es merecedor ni tiene el derecho de tomar obras de la literatura, por menos preciarlo, y verlo como un arte “inferior”.

            En el presente artículo, plantea la realidad de cada una de estas artes, comparándolas y estableciendo cómo es la esencia de cada una, así como las características que les otorgan determinada fama o supuesta jerarquía. La intención principal de esta investigación es analizar si realmente el cine debe asumir una postura sumisa ante la literatura, por ser esta última más importante o trascendental, o si es válido que una producción cinematográfica se tome ciertas libertades, que le confiere su propia naturaleza.

            Esta dicotomía ha sido objeto de estudio en más de una ocasión, y varios autores se han dado a la tarea de profundizar en el tema. Son numerosos los ejemplos que se pueden tomar como referencia a la hora de considerar libros que posteriormente se vuelven películas, y que son fuente útil de información para las críticas y estudios sobre si la literatura resulta atacada u homenajeada en el proceso de adaptación y en el resultado final.

            Aun con toda la información que se pueda recaudar leyendo e interpretando un libro página a página, y luego analizando su adaptación cinematográfica en cada escena, siempre queda ese espacio para la subjetividad, no sólo por parte del espectador (crítico), sino por parte del mismo realizador o cineasta, ya que la visión de cada individuo frente a una manifestación artística puede variar considerablemente y este hecho no indica necesariamente que alguno de ellos incurra en un error por presentar una visión distinta de otra. Sin embargo, suelen ser más las opiniones negativas frente a la adaptación de una obra literaria, aun viniendo de personas que no están del todo familiarizadas con el proceso del cine y que siempre le adjudican mayor relevancia al libro que sirve de inspiración.

            Es cierto que el arte en general siempre está expuesto a respuestas negativas por la cantidad y diversidad de criterios que existen, y aunque hay otras expresiones artísticas que parecen despertar muchas opiniones distintas (como la música), es quizás el cine el que cuenta con mayor cantidad de detractores aun cuando estos no pertenezcan al gremio o la industria del séptimo arte, es decir, detractores que simplemente son aficionados al tema y que no poseen tanto conocimiento técnico sobre el arte cinematográfico.

 Posiblemente el motivo de esta proliferación de opiniones y críticas, es la democratización del cine, el acceso que las masas tienen a las salas de proyección no se compara con las posibilidades o el interés por asistir a museos; especialmente hoy en día, con el auge de las plataformas de streaming que permiten difundir filmes y ser disfrutados sin necesidad de salir del hogar. Por otro lado, se pueden contar a los detractores que, a pesar de no pertenecer al mundo del cine, son escritores o autores literarios, y juzgan desde la perspectiva del material que será adaptado y cómo es tratado para presentarlo en la gran pantalla.

            Debido a estas opiniones que refutan la legitimidad del cine como un arte del mismo nivel que la literatura, se ha llegado a poner en duda incluso el término “adaptación” como el más adecuado, pues tal como es señalado en un estudio: “Desde mi punto de vista la denominación más pertinente es la de ‘transposición´, porque  designa la idea de traslado pero también la de trasplante, de poner algo en otro sitio, de extirpar ciertos modelos, pero pensando en otro registro o sistema.” (Wolf, 2001. p. 15). Para Wolf, hablar de una adaptación resulta desfavorecedor para la literatura, porque la deja en un concepto de difícil integración, que debe adecuarse a medio rígido que no da su brazo a torcer, el cine. Parece que la simple elección de un término para describir el proceso, afecta directamente a la literatura al colocarla en una posición de menor importancia, donde sólo arroja material que puede ser aprovechado sin considerar la magnificencia de su naturaleza. Pero esta premisa no puede asimilarse como una relación donde “el más fuerte” se aprovecha del otro para su beneficio, ya que ambas disciplinas coinciden en algunas características:

De no existir esa materialidad cinematográfica, careceríamos de los soportes de registro (las cintas de celuloide) y sería imposible no ya la recepción, sino el cine en sí mismo. Pero, además, dicho conjunto de aparatos construye el lenguaje fílmico o, al menos, participa de modo importante en su construcción. El lenguaje, aunque producto de unas actividades de composición, selección y combinación de imágenes con pretensiones significativas, sólo existe en tanto que una materialidad puede hacerlo posible. Pero a la literatura le sucede también algo semejante. Para vencer el vacío existente entre escritura y lectura es preciso una materialidad objetual: el manuscrito, el impreso... Esa materialidad consiste en un soporte de registro y unas herramientas para marcarlo, además de una serie de signos gráficos que simbolicen el soporte primero de la literatura. (Sánchez, 2000, p. 13).

            Aun cuando se pueden apreciar coincidencias entre la literatura y el cine, la cantidad de oposiciones a la relación entre ambas, no disminuye y autores como Robert Stam (2009) describen ampliamente el origen de las mismas, y estas opiniones adversas al proceso de adaptación, que provienen de motivaciones de diversa índole, como la jerarquía de antigüedad, que usualmente le otorga privilegios a la literatura, como ha ocurrido cantidad de veces en el transcurso de la historia, cuando no se aprecia la manifestación artística más reciente. Se plantea también una rivalidad, que más allá del tiempo de existencia de cada una, se basa en los elementos fundamentales de los que se valen, las letras y las imágenes: pues siempre se discute si el factor pictórico prevalece ante las letras y las condena a un segundo lugar.

            Por otro lado, ese recelo contra los íconos pictóricos también es compartido por grupos sociales y religiosos que consideran inapropiados dichos medios para comunicar, en algunos casos hasta considerarlos una ofensa a sus costumbres y creencias. Otros pueden concebir como un hecho indignante que los textos y materiales que corresponden a sus disciplinas (como las ciencias), sean llevados a al formato fílmico, pues parecen atesorar el valor significativo de las letras, del texto escrito, y tal vez asumen que al llevarlos al formato del cine se pierde de alguna forma la seriedad y el carácter de las disciplinas que representan, como una especie de degradación.

Esta postura de la alta apreciación a las letras puede entenderse como un desprecio a lo gráfico, a la falta de sutileza de las imágenes que no son conceptuales ni sugerentes, sino directas, escandalizando a más de uno por la supuesta obscenidad, que como lo califica Sánchez (2000), puede rayar en lo fetichista. Este descontento puede darse usualmente cuando se trata de novelas, que es uno de los géneros literarios que el mismo Sánchez aclara, es más empleados en la adaptación cinematográfica junto a los textos teatrales, pues al observarse en la obra literaria original despiertan la imaginación del lector, mientras que, por el contrario, en el cine generan un impacto directo en todos los sentidos, siendo mucho más visceral, y con frecuencia esta imagen que se ha formado el espectador podría distar grandemente de la que perciben en el cine, creando un choque que automáticamente lo lleva a desaprobar la adaptación.

            Existe el mito popular que asegura que el cine es inferior ante la literatura por el simple hecho de ofrecer un entretenimiento aparentemente vacío, que es apto para el consumo vulgar y corriente, implicando que sólo un sector de la sociedad, el sector más culto puede acceder intelectualmente y realmente disfrutar de la literatura. Sergio Wolf (2001) en su obra “Cine y Literatura. Ritos de Pasaje”, explica cómo la literatura, debido a su valor predominante para la época, siempre sirvió de fuente de inspiración para el cine, desde sus orígenes, pues de ahí obtenían temas e historias que serían llevadas a la gran pantalla. Quizá por esta razón, el último de los prejuicios enumerados por Stam (2009), es precisamente la relación parasitaria de estas dos manifestaciones artísticas, donde se supone que el cine simplemente se aprovecha de la literatura para su beneficio, dejándola desprovista de su esencia, tan sólo plasmando gráficamente su contenido que carece de la entidad y belleza que se le adjudica a una buena obra literaria. A fin de cuentas, muchos concuerdan en que ninguna adaptación favorece a la obra original, por el motivo que sea, exceso o ausencia de elementos:

Como ha dicho Kamilla Elliot, las adaptaciones se consideran doblemente “menores”: son menores que las novelas porque sólo son copias del original, pero son menores que las películas porque no representan “el cine puro”, carecen de “la fluidez representativa en su propio campo”. La crítica de la adaptación provee una serie de “disyuntivas” y de “círculos viciosos”. (Stam, 2009. P, 21).

            Es importante tener en consideración que el lenguaje literario y el lenguaje cinematográfico son muy diferentes, los componentes de cada uno distan mucho de traducirse en acciones similares. Resulta un poco injusto que cuando se realizan adaptaciones a otras artes diferentes del cine, rara vez se les critica negativamente, como al reinventar una obra teatral, por ejemplo; pero el arte cinematográfico requiere de cantidad de recursos para poder consolidarse, sobre todo, si se piensa en recrear un texto literario, donde para escenificar una sola frase de dicho texto, entran en juego un sin número de factores, materiales, personal, procesos y diseños. En ocasiones esas opiniones negativas ante la adaptación fílmica no van directamente en contra del arte visual del cine (y todo lo que implica), sino contra la visión del director, que al leer la obra original la imagina y concibe de forma muy diferente a la que sus detractores lo hicieron al leer ellos mismos dicho texto.

            Poco se habla de grandes trabajos de adaptación cinematográfica, (mencionados en el trabajo de Wolf) como Toro Salvaje, dirigida por Scorsese o Psicosis, dirigida por Hitchcock, donde el enfoque que le dieron a través de su visión fílmica y haciendo usos de los recursos narrativos del cine, pudieron resaltar el valor de estas obras (la autobiografía de Jake La Mota y Psicosis de Bloch). En estos casos la fidelidad se puede ver comprometida, pero eso no representa un riesgo o desacierto, pues teniendo en cuenta los componentes que dan vida al cine, en diversos casos se debe de modificar, prescindir o agregar elementos que favorezcan la realización del filme en concordancia con la visión que el director tiene del texto literario. El uso de ángulos de cámara, los planosecuencia, el diseño de producción, la fotografía, mezcla de sonido, banda sonora, entre otros, son los recursos que el cine emplea para contar una historia, son las palabras y frases de su lenguaje, que, junto con un guión, darán vida a una historia.

En el caso particular de “Psicosis”, Hitchcock realizó algunas modificaciones en ciertas descripciones contenidas en el libro y en la narrativa de la historia, pues el personaje de Norman Bates en el filme es muy diferente del retrato que pinta Bloch en el texto. Esto sin mencionar que el suspenso fue manejado a mayor escala en la producción cinematográfica, al hacer uso de recursos de cámara para evitar enfocar a la madre de Norman ni las conversaciones entre ambos, y así preparar un mayor impacto al final, al mostrar que la progenitora está muerta y el trastorno de su hijo. (Wolf, 2001)

            Ya hablando del ejemplo de Scorsese con “Toro Salvaje”, la narrativa también jugó un papel importante, pues por basarse en una autobiografía, el protagonista es quien hace un recuento de su vida, pero el cineasta decidió mostrar desde sus años de juventud con una naturaleza que dista de compartir la figura de protagonista y narrador. Como un adicional, el uso de cámara en cada una de las peleas de La Mota es diferente, para poder graficar la tensión y el significado que cada una representa para el protagonista, técnica que no sería posible apreciar al leer el libro. (Wolf. 2001)

            Otro ejemplo es la película “Matilda”, basada en el libro de Dahl, que originalmente no está situado en un lugar específico, sino que se centra en la sátira, mientras que en la visión de De Vito (que no sólo fue el cineasta, sino que actuó en la misma), este decide añadir elementos tradicionales de la cultura americana, el consumismo y aspectos sociales. Sin embargo, esto no implica que haya tomado un camino lejano al texto, de hecho, se avocó a darle vida a escenas del libro, fielmente:

Nada más lejano que una lectura libérrima para calibrar las elecciones de De Vito en Matilda. Sus dos guionistas, Nicholas Kazan y Robin Swicord, obedecieron el manifiesto respeto del director por la novela de Dahl y no dejaron ni un a hebra de acción fuera de la trama, sin que falten ni el engaño de Harry Wormwood con el contador de kilómetros, ni la venganza de Matilda con el sombrero y el pegamento, ni su recitado de las tablas de multiplicar, ni el uso del armario de castigo, ni cuando la temible Trunchbull obliga al niño a devorar una torta gigante, o a beberse el vaso de agua donde nada una viscosa salamandra.  (Wolf, 2001. p. 125).

            Otros trabajos cinematográficos inspirados en libros, como los del autor Dan Brown, y más específicamente, “Inferno”, varían en el desenlace de la trama por tratarse de medios de distribución distintos. Centrándose en la búsqueda de un virus que supuestamente disminuirá la población a nivel mundial, en el texto culmina con los protagonistas dándose cuenta que llegaron tarde y el virus ya se ha esparcido, pero contrario a lo que pensaban, no es un agente patógeno asesino, sino que aleatoriamente deja estéril a parte de la población, controlando la tasa de natalidad. Por otro lado, en el filme, el final es mucho más contundente y sin cabida para la reflexión, pues los personajes principales llegan a tiempo para controlar que el virus (aparentemente asesino en este escenario) se difunda y logran contenerlo; una conclusión más adecuada para la carga de acción y adrenalina que se presenta en el desarrollo de la película.

            De la misma forma que existe más de un enfoque al momento de leer e interpretar una obra literaria, también se pueden encontrar varias formas de abordar un libro para llevarlo a otro formato. Desde el punto de vista de la literatura, no se presenta en un libro únicamente uno o dos elementos a considerar, pues al escribir, el autor, si bien tiene como objetivo plasmar su intención, sus ideas y sentimientos, se vale de numerosos recursos para lograr su cometido.

            En algunos casos, es necesario darle una mirada a la perspectiva del cineasta, percatarse de en cuál o cuáles aspectos decidió enfocarse para la realización del filme, así como de aquellos de los que cuales prefiere prescindir, en función de la visión que tiene del texto y de los recursos que dispone para llevarla a cabo. Es por ese motivo que se dan las clasificaciones de adaptación, dependiendo de lo que el realizador del filme desea preservar o desarrollar. En otro contexto, hay que reconocer que las diferencias entre las dos manifestaciones artísticas las vuelven auténticas y permiten que individualmente tengan público que las aprecie; el reto radica en hallar un punto medio o conciliación para poder adaptar un ejemplar literario a la gran pantalla.

            No es muy popular la creencia de que la relación entre ambas artes es mutuamente provechosa por más de un aspecto. Dentro de la industria del cine, se contratan a varios guionistas y adaptadores, que, de otro modo, como escritores independientes no tendrían el mismo éxito financiero, y esto a su vez, les permite crecer profesional y económicamente. También suele desacreditarse el interés que puede despertar el cine por la literatura, pues siempre se habla de ver la película producto de la adaptación de un buen libro, pero puede ocurrir lo contrario, querer leer un libro porque se apreció su adaptación fílmica. Esto no implica que las adaptaciones son infalibles, y que bajo cualquier circunstancia arrojen resultados positivos, pero es cierto que dar vida a grandes textos nunca será un evento indiferente y que pase desapercibido, puede ser provechoso, incluso sino tiene éxito, para promover el debate y analizar más cuidadosamente la obra original.

 

Bibliografía

  • Sánchez, J. (2000). De La Literatura al Cine. Ediciones Paidós, España.
  • Stam, R. (2009). Teoría y Práctica de la Adaptación. Universidad Autónoma de México, México.
  • Wolf, S. (2001). Cine/Literatura. Ritos de Pasaje. Editorial Paidós, España.

                       


Publicado el 20/03/2023
Etiquetas: adaptación, texto literario, diferencias, artes

Nuestras Publicaciones

Revistas Periódicas

Son publicaciones seriadas y arbitradas que se difunden de manera regular y representan el órgano divulgativo de los centros de investigación activos de la Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda”

Investigaciones

Son trabajos que se corresponden con la indagación científica, el análisis y el estudio de casos diversos en diferentes áreas de conocimiento, presentando resultados que aportan en el ámbito teórico y práctico tanto a la academia como a la sociedad.

Libros Publicados

Son publicaciones  registradas con un  número estándar internacional de libro (ISBN) que abarcan una o varias temáticas de manera extensa y detallada, las cuales se presentan en formato digital, con la posibilidad de poder divulgarse también de manera impresa.

Otras Publicaciones

Son publicaciones editadas en formatos diversos como folletos, calendarios, plaques, periódicos, entre otros que no ameritan la extensión de un artículo de revista o un libro, o bien, están diseñados a base de imágenes artísticas 

Revistas UNEFM

Cs de la Salud

  • Fundación: 20/09/2024
  • Temática: Producciones científicas de todos los programas académicos de pregrado y postrado del área de la salud.
  • Editor: Juan Carlos Perozo
  • Ver más

Cs de la Educación

  • Fundación: 18/01/2012
  • Temática: Literatura, lingüística y humanidades
  • Editor: Jesus Antonio Madriz Gutierrez
  • Ver más

Cs de la Salud

  • Fundación: 07/12/2017
  • Temática: Gerontología, Vejez y Envejecimiento
  • Editor: Sandra Quintero
  • Ver más

Cs de la Educación

  • Fundación: 20/01/2003
  • Temática: Conocimiento social, educativo, humanidades, letras y artes
  • Editor: Mariaolga Rojas Ramirez
  • Ver más

Cs de la Educación

  • Fundación: 27/07/2023
  • Temática: Patrimonio religioso, histórico, cultural, de comunicación, del turismo cultural y religioso, valores, desarrollo humano e identidad cultural del estado Falcón y Venezuela
  • Editor: Arling Ramón Moreno Yores
  • Ver más

Nuestros Autores

José Curiel

revolucion099@gmail.com

Calixto Antonio Gutiérrez Aguilar

caligut@gmail.com

Amílcar Briceño

amilcarbriceno@gmail.com

Merlys Hidalgo

merlysfh@gmail.com

Mariaolga Rojas Ramírez

mariaolga.unefm@gmail.com

Carlos Chirinos Navarro

carloschsunica@gmail.com

Jholennys Emigdia Leones Chirino

Azbache2711@gmail.com

Héctor Arrechedera

hectorletrasucv@gmail.com

© 2022 Fondo Editorial UNEFM. Todos los derechos reservados | Basado en plantilla de W3layouts