LA NARRATIVA PETROLERA VENEZOLANA: UNA MUESTRA DE LA VISIÓN CRÍTICA DE NUESTRA SOCIEDAD
Resumen
Las novelas "Mene" (1936), "Casas Muertas" (1955) y "País Portátil" (1969) retratan la historia de la Venezuela petrolera, desde sus inicios hasta la modernización incompleta del país. Esta investigación se centra en analizar la narrativa petrolera venezolana como una muestra de la visión crítica de la sociedad, basándose en la teoría socio-crítica de Claude Duchet. El objetivo es encontrar reflejos de la sociedad en estas obras literarias, resaltando las marcas y rastros que la misma dejó en ellas. Su enfoque metodológico es documental y descriptivo, concluyendo que la narrativa petrolera venezolana es la más representativa de la realidad del establecimiento de la industria petrolera en el país, y las novelas de autores como Díaz Sánchez, Otero Silva y González León expresan la visión del impacto del petróleo en la modernización de un país socialmente atrasado. Se recomienda su lectura y difusión para fomentar el estudio de la historia nacional a través de la literatura petrolera.
Abstract
The novels "Mene" (1936), "Casas Muertas" (1955) and "País Portátil" (1969) portray the history of oil-rich Venezuela, from its beginnings to the incomplete modernization of the country. This research aims to analyze Venezuelan oil literature as a critical reflection of society, based on Claude Duchet's socio-critical theory. The objective is to find societal reflections in these literary works, highlighting the marks and traces left by society within them. The methodological approach is documentary and descriptive, concluding that Venezuelan oil literature is the most representative expression of the reality surrounding the establishment of the oil industry in the country. The novels by authors such as Díaz Sánchez, Otero Silva, and González León express their vision of the impact of oil on the modernization of a socially backward country. Reading and dissemination of these works are recommended to foster the study of national history through oil literature.
Extenso
INTRODUCCIÓN
La literatura es un elemento que se encuentra condicionado por la sociedad, puesto que esta influye en los temas y en las formas, es objeto, sujeto y receptor de la creación literaria. Por tanto, los conceptos de sociedad y literatura representan una relación de interdependencia, según la cual cada uno interviene en el escenario del otro; de allí que resulte importante estudiar y conocer las obras literarias nacionales como elemento educador y conservador de la historia del país y los elementos sociales que motivan dicha creación literaria.
El presente análisis explora la relación entre la sociedad y la literatura, resaltando cómo la literatura se ve influenciada y refleja los aspectos sociales de un país. El enfoque se centra en analizar novelas representativas de la época del auge petrolero en Venezuela, como "Mene" de Ramón Díaz Sánchez (1936), "Casas Muertas" de Miguel Otero Silva (1955) y "País Portátil" de Adriano González León (1969). Estas novelas retratan de manera crítica la realidad social, económica, política y cultural del país durante ese período, abordando temas controvertidos como maltrato, abuso, corrupción, pobreza e desigualdad.
La investigación se basa en la teoría socio-crítica de Claude Duchet, que enfatiza el estudio del contexto de las obras literarias para comprender sus implicaciones sociales. Al aplicar esta teoría, la investigación tiene como objetivo principal explorar el contexto histórico y social que rodea las novelas seleccionadas, para posteriormente identificar la visión crítica de la sociedad venezolana expresada por los autores, y finalmente demostrar la relación de interdependencia entre la sociedad y la literatura.
ANÁLISIS
UN VISTAZO A LA HISTORIA DEL PETRÓLEO EN VENEZUELA, EN TORNO A LAS NOVELAS MENE, CASAS MUERTAS Y PAÍS PORTÁTIL.
El descubrimiento y la explotación del petróleo en Venezuela marcaron un punto de inflexión en la historia del país. A lo largo de las décadas, el petróleo se convirtió en el protagonista de su propia historia, transformando la economía, la sociedad y la política de Venezuela. Este análisis se centra en las novelas "Mene", "Casas Muertas" y "País Portátil" como reflejo de ese contexto histórico-social.
El petróleo se convirtió en un factor determinante en la economía venezolana a partir de la explotación sistemática en la década de 1920. Esta transformación económica fue acompañada por una estructura política centralizada, lo que implicaba que las decisiones y la distribución de recursos estaban en manos del gobierno. Sin embargo, el crecimiento vertiginoso de la industria petrolera rompió con la tendencia del siglo anterior y marcó el inicio de una nueva etapa para Venezuela (Ávila y Arráez, 2010, p. 105).
En ese período de transformación, se produjo una metamorfosis social en el país, metamorfosis social de Venezuela, que muestra sus inicios con la perforación del primer pozo comercial petrolero en Mene Grande, la construcción del primer oleoducto y la exploración petrolífera del Distrito Colón en el estado Zulia. Cabe destacar, que fue necesaria y oportuna la participación de agentes extranjeros, como las empresas Maracaibo Oil Exploration, Standard Oil of New Jersey, Royal Dutch Shell y Oil Concessions Ltd, que desempeñaron un papel significativo en la economía venezolana. Estas instituciones no solo tuvieron un impacto económico, sino que también generaron cambios en la vida cotidiana de los ciudadanos en términos educativos, religiosos, laborales, políticos y culturales (Pino, Elías, 2006. P 24).
Asimismo, los años veinte se caracterizaron políticamente por estructuras cuasi feudales marcadas por el caudillismo, con un éxodo rural hacia las ciudades donde necesariamente surgen los movimientos sociales. Fue una etapa caracterizada por: “un sistema de muertes, cárceles y torturas sin tasa”, en donde no existía entonces la piedad y ni la solidaridad para los libres pensadores. Considerando que dicho período de crecimiento económico estuvo marcado por la dictadura del presidente Juan Vicente Gómez, conocido como el período "Gomecista". A pesar de los avances económicos, la población vivió bajo un gobierno autoritario y represivo. El régimen de Gómez se caracterizó por la opresión y la falta de libertades, con una fuerza policial regional conocida como "La Sagrada" que sembraba temor en la población (Ávila, y Arráez, 2010).
A pesar de los avances económicos impulsados por el petróleo, hubo una serie de distorsiones e injusticias en la sociedad venezolana. El éxodo masivo de campesinos hacia los campos petroleros dejó una falta de mano de obra en la producción agrícola, mientras que los trabajadores en la industria petrolera sufrían abusos y maltratos. Además, hubo un aumento de enfermedades venéreas entre los trabajadores de la industria extractiva. Estos factores evidenciaron las contradicciones y desafíos que acompañaron el crecimiento económico (Pino y Elías, 2006. p. 26).
En medio de este panorama, surgieron movimientos sociales y manifestaciones estudiantiles en oposición al régimen gomecista. Los estudiantes universitarios se convirtieron en voces críticas del gobierno y enfrentaron represión y encarcelamiento. Estos eventos reflejan la lucha por la libertad y la búsqueda de cambios políticos en ese momento histórico:
Ahora los bachilleres comienzan a censurar abiertamente al Gobierno y solicitan la libertad de sus compañeros, agitación que desemboca en un encarcelamiento más largo y penoso. Un poco más de 200 universitarios son confinados en un campo de trabajos forzados, y aquellos a quienes juzga de mayor peligrosidad van a dar con sus huesos a Palenque, terrible campo de concentración. (Pino y Elías, 2006. p. 27).
A medida que la industria petrolera se desarrollaba en el país, también se hizo evidente la necesidad de diversificar la economía venezolana. Sin embargo, el petróleo se convirtió en el motor principal de la economía y la fuente principal de ingresos para el Estado. Esta dependencia del petróleo creó una economía vulnerable a las fluctuaciones de los precios internacionales y dificultó la creación de una estructura económica más sólida y diversificada (Ávila y Arráez, 2010). Es así como en 1943, se promulgó la Ley de Hidrocarburos en Venezuela, que estableció un marco legal para la explotación y comercialización del petróleo. Esta ley sentó las bases para la nacionalización de la industria petrolera en 1976, cuando se creó Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA). La nacionalización del petróleo trajo consigo cambios significativos en la estructura económica y social del país, así como un aumento en los ingresos nacionales y el presupuesto estatal (Ávila y Arráez, 2010).
En retrospectiva, un país en desarrollo, mono productor, dependiente del comercio internacional, con una sociedad dividida por políticas ideológicas y economía desigual, gobernado por diversas dictaduras y esbozos de una democracia, ignorante del monopolio industrial, conforman algunas de las características que dimensionan la historia de Venezuela; más importante aún, la historia más allá del petróleo descubierto. En suma, todos estos cambios y trasformaciones, algunos progresos y muchos desaciertos, que han sido descritos brevemente y sin muchos detalles, no logran hacerle justicia a toda la historia vivida por los venezolanos del siglo XX. Una larga generación, que fueron testigos de una era que marcó un antes y un después para el país; son todas esas historias, y las que se omiten, las que conformaron la antes denominada metamorfosis social, producto de un suceso sin precedentes, el mismo que dio pie a la creación de las obras literarias que son objeto de este análisis.
En las novelas "Mene", "Casas Muertas" y "País Portátil", los autores reflejan este contexto histórico y social en Venezuela. Cada una de estas obras aborda diferentes aspectos de la experiencia venezolana con el petróleo, desde la explotación y sus consecuencias sociales hasta la transformación de la sociedad y la lucha por la libertad y la justicia. La historia del petróleo en Venezuela ha dejado una profunda huella en el país. Desde su descubrimiento y explotación hasta la nacionalización de la industria, el petróleo ha sido un factor determinante en la economía, la sociedad y la política de Venezuela. Las novelas mencionadas ofrecen una mirada íntima y reflexiva sobre este período de transformación, destacando las luces y sombras de la era petrolera en el país sudamericano.
LA VISIÓN CRÍTICA DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA EN LA NARRATIVA PETROLERA DE RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ, MIGUEL OTERO SILVA Y ADRIANO GONZÁLEZ LEÓN.
En la narrativa petrolera de Ramón Díaz Sánchez, Miguel Otero Silva y Adriano González León, se revela una visión crítica y profunda de la sociedad venezolana durante el auge de la industria petrolera. Estas obras literarias exploran los cambios y las reformas sociales que se desencadenaron a medida que Venezuela se convertía en un país dependiente del petróleo.
De este modo, estos escritores se sumergen en el contexto histórico y social de principios del siglo XX, analizando los eventos y transformaciones que ocurrieron en el país, entre ellas: la migración del campo a la ciudad, el cambio de los senderos de tierra por autopistas pavimentadas, las pequeñas casas de barro que fueron sustituidas por grandes edificaciones de concreto y acero, las carretas que dieron paso a automóviles más sofisticados. Además, se destaca la evolución de una Venezuela sectorizada, de escasa población, cuya principal fuente de comercio era la agricultura y la pesca, en un moderno país industrializado, con un comercio más abierto y creciente, gracias al petróleo. Describiendo a su vez, las tensiones y conflictos que derivan de una sociedad arraigada en una economía agraria y en ideologías que se veían amenazadas por el impacto del petróleo.
En ese orden de ideas, se presenta la llegada de inmigrantes a nuestro país, lo que se tradujo en el aumento de la productividad en los diversos sectores económicos, así como grandes repercusiones en lo social y cultural. Estas últimas, centradas en la apropiación extranjera de la música, los cantos y las tradiciones. Igualmente, aparecen los trenes, aviones, llegan más libros y revistas, se realizan intercambios de estudiantes nacionales y extranjeros, desarrollo de las telecomunicaciones en cuanto al cine, la radio, la televisión y periódicos.
En este sentido, la relación entre la literatura y la sociedad es evidente en estas obras, ya que a través de la narrativa, los escritores expresan la realidad social, transformando los sucesos en historias que permiten comprender y reflexionar sobre la sociedad venezolana en ese momento crucial de su historia. Esa es la realidad que incluye pueblos devastados por la situación económica, enfermedades que azotaron a la población, precariedad, escases, revueltas, presos políticos, corrupción, violencia, miseria, en un país lleno de falsos héroes, de ideales con precio y mediocridades totales, de engaños y promesas vacías, de una constante dictatorial y una efímera democracia; que también comprende la explotación comercial del hidrocarburo, la ruptura del antiguo esquema material, el afianzamiento de la burguesía y el crecimiento del proletariado; esa que describe el momento en que se perfila el cuadro de las clases sociales que se distingue hoy en día, así como el progreso y el proceso de adaptación a una nueva forma de vida.
Así, la literatura petrolera se convierte en un testimonio de la memoria colectiva de Venezuela. Estas obras exploran diversos temas relacionados con el mundo del petróleo y su introducción en la narrativa nacional como parte integral de la identidad venezolana. A medida que se desarrolla la trama, se evidencian los cambios que la explotación del petróleo generó en el país, afectando no solo la política y la economía, sino también el pensamiento y la mentalidad de los venezolanos.
La narrativa petrolera se enmarca en tres grandes períodos de la historia venezolana: antes de la llegada del petróleo, cuando predominaba el trabajo campesino, durante el desarrollo y auge del mismo, donde se inició la transformación de un país agrario a un país industrial y, el después, luego de que esos procesos de transición se asentaran, la cúspide de la reforma petrolera; todo ello, convergiendo en innovaciones sociales y culturales, cambios religiosos y políticos que se originaron durante ellos. Estas obras buscan representar la historia de un país teóricamente rico en recursos financieros no generados por su fuerza laboral. La literatura petrolera muestra la búsqueda de Venezuela por construir una economía diversificada y una sociedad capaz de comprender su papel en su propio desarrollo. En ellas se presenta un equilibrio entre los cambios positivos y negativos que acompañaron el inicio de la explotación petrolera en el país.
Por su parte, los escritores de la época desempeñaron un papel crucial al retratar las realidades de su sociedad. A través de su trabajo, lograron transmitir la cruda verdad de las circunstancias que enfrentaba la nación. Al narrar los hechos, lograron revelar aspectos de la sociedad y la condición humana que de otro modo no se habrían conocido. En este sentido, dentro de las novelas petroleras, se destaca el tema recurrente de la pobreza, dado que durante mucho tiempo, Venezuela fue un país sumido en la pobreza, dependiente de la agricultura y otras formas tradicionales de supervivencia. Las obras resaltan la división social entre aquellos que se beneficiaban de la riqueza petrolera y aquellos que no, y cómo esta división afectó a la población venezolana en general.
Además, las novelas también abordan la violencia y la corrupción, especialmente durante la dictadura de Gómez, cuando se impulsó la explotación petrolera y se normalizó la tortura. La narrativa petrolera refleja la realidad de una Venezuela en transformación, producto del petróleo, y expone la crueldad inherente al poder representado por un dictador y la influencia de los intereses extranjeros en el país.
Sin embargo, estas novelas presentan distintas perspectivas temporales de la explotación del petróleo: 1) iniciándose con una descripción breve de los pueblos antes del hallazgo y la subsecuente avalancha de acontecimientos que modifico la vida de los venezolanos, presente en la obra Mene; 2) continuando con el éxodo masivo de los campesinos a los centros petrolíferos y a la vida urbana, dejando en abandono y ruinas muchos pueblos, manifestado en Casas Muertas; 3) sucesivamente se evidencian las transformaciones ocasionadas una vez establecido el sistema económico mono-productor y rentístico, como es detallado en País Portátil. No obstante, las tres obras coinciden en cuanto a los temas de su argumento, demostrando con esa repetitividad, la existencia de factores de la realidad.
La realidad de un país expuesta en Mene de Ramón Díaz Sánchez (1936)
El tema de la explotación del petróleo y todos los cambios sociales, políticos y culturales que ésta supuso, fue referenciado en la narrativa venezolana de forma casi implícita, hasta 1936 cuando surge una obra cuyo protagonista principal es el petróleo: la novela Mene nos ofrece una panorámica a modo de crónica periodística, es una novela reportaje, como lo afirma el propio Díaz Sánchez, hoy en día uno de los escritores representativos del país; en ella se relata la vida en los campos petroleros como un documental casi biográfico, de una serie de hechos basados en la realidad vivida o vista por muchos para la época, así como por el autor durante su permanencia en la zona petrolera del Zulia, ubicándose la historia hacia 1930, con el descubrimiento del petróleo y el inicio de la explotación de este recurso.
Mene, se encuentra dividida en cuatro partes, tituladas simbólicamente por los colores Blanco, Rojo, Negro y Azul, la novela engloba varios temas, como la discriminación, el crimen, el suicidio, el ilusorio fortalecimiento de la economía, todos relacionados con la transformación social (material y espiritual) a causa de la creciente explotación petrolera. De este modo, en un primer momento (Blanco), Díaz Sánchez presenta la sociedad venezolana antes de la aparición del petróleo, es decir, se describe la vida apacible del pequeño pueblo zuliano, sustentado económicamente en la agricultura, empobrecido, tradicional y fiestero:
Echaron a andar por la calle polvorienta, orillada de frondas. Abrían la marcha el jefe, cuyo burro traía a diestro un asistente de peinilla terciada, y el cura. Detrás de ellos la orquesta reestrenada, un vals regional (...) Cohetes tímidos estallaban sobre las cabezas destocadas y desde las puertecitas de las casuchas dispersas, semi-escondidas entre cujíes y matapalos, pañuelos vehementes saludaban. (Mene, 1993. p. 12)
Sin embargo, en la segunda parte, "Rojo", se produce un cambio abrupto. La llegada de las compañías petroleras extranjeras desencadena una serie de acontecimientos que afectarán profundamente la vida de los venezolanos. Se hace patente la discriminación racial hacia los trabajadores negros antillanos empleados por las compañías, quienes son explotados y tratados como ciudadanos de segunda clase. Asimismo, la desigualdad y la corrupción se instalan en la sociedad, erosionando los valores tradicionales y generando tensiones y conflictos. En la tercera parte, "Negro", el autor pone de manifiesto la voracidad y la codicia de los nuevos conquistadores del petróleo. La invasión de extranjeros en busca de riquezas provoca una avalancha de transformaciones en el país: “Los que acompañaron a la comitiva cargando sus extraños aparatos reunían un mitin en la plaza y mostraban a todos unos discos de oro, pesados y relucientes” (p. 25). Las grandes compañías petroleras, respaldadas por nativos entreguistas, despojan a los campesinos de sus tierras y los someten a condiciones laborales inhumanas. Se evidencia la explotación y el sufrimiento de los trabajadores, así como el abuso de poder por parte de las compañías extranjeras y la complicidad de algunos sectores de la sociedad local.
En medio de este panorama desolador, la novela destaca la figura de Teófilo Aldana, un personaje valiente y rebelde que se niega a someterse a los poderosos extranjeros y enfrenta las consecuencias por desafiar sus órdenes, “Porque no a todos los hombres se les puede sobajar” (p. 30), un hombre que no baja la cabeza ante los imponentes rubios de ojos claros, y también representa un ejemplo de lo que sucedía a los que no obedecían las reglas o retaban a los jefes. Teófilo representa la resistencia de aquellos que se levantan contra la opresión y luchan por preservar su dignidad y sus derechos.
No obstante, también se retratan los cambios materiales y espirituales que acompañaron el auge petrolero. La construcción de edificios modernos, la introducción de maquinaria y la llegada de una nueva forma de vida y trabajo alteraron drásticamente el paisaje físico y mental de la población. “Venían en grupos los obreros, conversando. Iban otros a tomar sus turnos. El trabajo no cesaba. A lo largo del día y de la noche se tendía su ritmo sin soluciones de continuidad” (p. 34). Además, se muestra cómo la fiebre del petróleo llevó a un abandono progresivo de la religión católica, considerada ahora como un vestigio del pasado, y cómo el trabajo se convirtió en una especie de nueva religión, donde el éxito económico y el poder adquisitivo se volvieron los nuevos íconos de veneración: suma importancia para los venezolanos, “Su casa permaneció cerrada, igual que la capilla cuyo campanario albergo a todos los murciélagos del pueblo” (p. 28).
En la cuarta y última parte de la novela, "Azul", se presenta un panorama desolador. La codicia, la explotación y la corrupción han dejado un rastro de destrucción y desigualdad en el país. Los poderosos extranjeros y sus aliados locales han acumulado grandes fortunas a costa del sufrimiento de los trabajadores y la devastación del entorno natural. La riqueza petrolera no se ha traducido en beneficios para la mayoría de la población, sino en un enriquecimiento desmedido de unos pocos.
La novela culmina con un final abierto y ambiguo, dejando al lector reflexionando sobre las consecuencias y los dilemas éticos que se plantean en una sociedad movida por la voracidad y la búsqueda desmedida de riqueza. A través de una prosa rica y evocadora, Díaz Sánchez logra transmitir la complejidad de esta historia, mostrando las luces y sombras del auge petrolero y sus impactos en la sociedad venezolana.
En definitiva, "Mene" es una novela imprescindible para comprender la historia y la realidad de Venezuela en el siglo XX. A través de una narración cautivadora, el autor aborda temas como la explotación, la desigualdad, la corrupción y la resistencia, presentando un retrato vívido y conmovedor de una época marcada por el despojo y la lucha por la supervivencia. Una obra que invita a la reflexión y que deja una profunda impresión en el lector, recordándonos la importancia de preservar la dignidad humana y los valores éticos frente a las voracidades del poder y la búsqueda desmedida de riqueza.
"La otra cara de la Venezuela petrolera: el abandono de los pueblos, desde la narrativa de Miguel Otero Silva"
La novela "Casas Muertas", escrita por Miguel Otero Silva en 1955, retrata la historia de un pequeño pueblo venezolano llamado Ortiz, que estaba condenado a desaparecer debido al abandono de sus habitantes. Algunos abandonaron el pueblo en busca de una nueva vida, sometidos a la creciente explotación petrolera, mientras que otros murieron a causa de diversas enfermedades epidémicas que azotaron la zona. La narrativa de Otero Silva revela la brutalidad de la dictadura de Gómez y cómo esta contribuyó a la muerte de numerosos pueblos que no pudieron resistir la fiebre y el abandono. La historia se centra en Carmen Rosa, el personaje principal y más representativo del pueblo de Ortiz. A través de sus recuerdos y de su antepasado, la novela presenta las dos caras del pueblo. Muestra la imagen viva de una ciudad llena de vida y tradiciones alegres, que en el pasado fue la capital de Guárico y la ciudad más poblada y hermosa de la región. Sin embargo, junto a estos recuerdos, también se retrata con énfasis la realidad de un pueblo moribundo, en el que el pasado de alegría contrasta con un presente cargado de calamidades y un futuro incierto.
A lo largo de la obra, se presentan diversos temas y sentimientos contradictorios. Aunque la soledad y la nostalgia predominan, también se vislumbra la esperanza de Carmen Rosa de reconstruir y revivir su tierra, a pesar de los escombros y la miseria. Implícitamente, se encuentra la ilusión de ver renacer una ciudad en lo que ahora son solo casas en ruinas y terrenos baldíos.
Uno de los temas más destacados en la novela es la muerte, causada por enfermedades transmitidas por mosquitos, la falta de alimentos y las condiciones insalubres en las que vivían los campesinos. Las enfermedades sembraron el temor entre los habitantes de Ortiz y generaron un futuro incierto: “Ninguna diferencia existía entre un martes y un domingo para ellos. Ambos eran días para tiritar de fiebre, (…) para escuchar frases aciagas: (…) «Nació muerto el muchachito de Petra Matute»; «A Rufo, (…) se lo llevo la hematuria»” (p. 5), diariamente se vivían este tipo de situaciones en donde la muerte y la desolación eran protagonistas.
Además, la muerte también se produjo como resultado de las continuas guerras civiles originadas por la opresión de la dictadura de Juan Vicente Gómez. El abuso de poder y la represión del gobierno llevaron a la muerte de aquellos que se oponían a su régimen. La novela muestra cómo los habitantes de Ortiz morían día tras día, mientras otros huían por miedo a convertirse en fantasmas de un pueblo en decadencia.
La obra también aborda el tema del analfabetismo y el precario sistema educativo durante el periodo gomecista. La mayoría de los venezolanos no tenía acceso a la educación, ya que se consideraba un privilegio exclusivo de la clase alta. El libro expone cómo las personas cultas eran más difíciles de someter por la dictadura y cómo los estudiantes inocentes fueron encarcelados y condenados a trabajos inhumanos hasta la muerte.
La llegada del petróleo, conocido como "Oro Negro", es un tema central en la novela. Representa el comienzo de una serie de eventos que darían forma a la historia de Venezuela, incluyendo la llegada de extranjeros que se adueñaron del país, la propagación de enfermedades y plagas, y la migración de campesinos a las regiones petroleras en busca de una vida mejor. La novela critica una sociedad estancada y conformista que se aferra a sus costumbres y vive en el pasado, tolerando injusticias y negligencia por temor al cambio. Retrata un país agotado de sus recursos, donde la tortura, el robo y el asesinato prevalecen, dejándolo desolado y estéril. La novela contrasta la vida rural idílica del pasado con la desigual modernización impulsada por la industria petrolera. La población rural esperaba mejores viviendas y servicios en las áreas urbanas, pero se encontró con nuevas calamidades derivadas de la explotación petrolera y la llegada de explotadores extranjeros.
La obra destaca el contraste entre la Venezuela agraria en su apogeo, el período de transición visto a través de los ojos de los campesinos que experimentan la decadencia, y la visión de una Venezuela próspera sostenida por la industria petrolera. Describe el deterioro de Venezuela rural, que se sume en la ruina, y el surgimiento de una nueva Venezuela que promete prosperidad, pero está impulsada por la ilusión del boom petrolero. "Casas Muertas" presenta un contraste marcado entre el pasado y el presente, lo decadente y lo emergente, y explora las consecuencias del progreso y el costo humano del desarrollo.
El progreso petrolero y la realidad de las urbes tras la modernización, narrada por Adriano González León
"País portátil" es una novela escrita por Adriano González León que narra el impacto del auge petrolero en Venezuela y la transformación de la sociedad de un país agrario a uno urbano. La historia se desarrolla en tres tiempos distintos: pasado remoto, pasado mediato e inmediato, y presente, que se entrelazan y se alternan a lo largo de la narración. El contexto histórico se sitúa en los primeros años del gobierno democrático de Rómulo Betancourt, durante 1959-1963, marcado por la presencia de la subversión armada. La novela aborda diversos temas, entre ellos el recuerdo y la nostalgia hacia un pasado que se percibe como más entrañable y distinto al presente. Los personajes evocan con anhelo sus días de abundancia y paz antes de los eventos desafortunados que marcaron su infancia y juventud, como las guerrillas y la revolución. A través del recuerdo, se destaca la crítica a la sociedad dividida en clases sociales, donde unos pocos disfrutaban de la riqueza y abundancia del auge petrolero, mientras que otros sufrían las precariedades y la pobreza generadas por el desarrollo desigual del país.
La novela también pone de relieve la división en la sociedad venezolana en términos de opiniones políticas. Mientras unos luchaban contra el gobierno y se sumaban a movimientos de izquierda subversiva, otros mantenían una visión idealista del país y afirmaban que todo estaba bien, ignorando las desigualdades y las luchas de quienes los rodeaban. Esta división política y social se refleja en la crítica a los personajes de clase alta que se dejaban llevar por la avaricia y la falta de humanidad.
Otro tema destacado en la novela es el impacto de las guerrillas en la sociedad y la destrucción que estas provocaron. Las guerrillas buscaban derrocar por la fuerza al gobierno de Betancourt, “Trajeron trapos y combustibles y mechas y pólvora y el fuego se esparramó veloz sobre la torre y arriba dejaron de disparar buscando salir por el techo de la iglesia” (p. 242). Esto trajo consigo un sinfín de consecuencias, las personas por lo que generó miedo, aislamiento y desdicha en la población. Las calles se llenaron de suciedad y malos olores, y las personas se resguardaban en sus hogares, mientras los negocios cerraban sus puertas y los vendedores ambulantes se escondían. La violencia y la muerte eclipsaban cualquier ilusión de progreso que pudiera existir.
La novela también critica la promesa de progreso difundida por las compañías petroleras, que aseguraban un mejor estilo de vida y un futuro próspero para los venezolanos. Sin embargo, a medida que avanzaba el auge petrolero, se revelaba que todo era falso y se generaba una utopía inalcanzable. La vida de los trabajadores petroleros y los beneficios prometidos por las compañías resultaban ser una ilusión, mientras que la violencia y la desigualdad persistían en la sociedad.
En cuanto al ambiente físico, la novela describe el contraste entre la vida en el campo y la vida en la ciudad. Mientras que antes predominaban los campos solitarios, las carreteras rurales y las casas en ruinas, con el auge petrolero se evidenciaba la modernización de las urbes. La ciudad de Caracas se transformaba con edificios, plazas y calles asfaltadas, pero al mismo tiempo se perdía la esencia de lo auténtico y se imponía una nueva realidad que no era del agrado de todos. En conclusión, "País portátil" es una novela que captura el impacto del auge petrolero en Venezuela y la transformación social que este generó. A través de su trama y personajes, la obra explora temas como el recuerdo, la desigualdad social, la violencia política y la ilusión del progreso. Adriano González León ofrece una visión crítica y reflexiva sobre la historia y la realidad del país, resaltando las consecuencias negativas del auge petrolero en la sociedad y la persistencia de las divisiones y desigualdades.
LA NARRATIVA PETROLERA EN LAS NOVELAS MENE, CASAS MUERTAS Y PAÍS PORTÁTIL COMO UNA MUESTRA DE LA SOCIEDAD VENEZOLANA DEL SIGLO XX
La narrativa petrolera en las novelas "Mene", "Casas Muertas" y "País Portátil" refleja la sociedad venezolana del siglo XX y los diversos acontecimientos que marcaron el destino del país tras el descubrimiento y la explotación del petróleo. Estas obras literarias son un testimonio de la realidad social, política y económica que prevaleció durante muchos años en Venezuela, y se convierten en documentos de época que ilustran la vida y los problemas que enfrentaba la sociedad.
Cabe resaltar que, estas novelas no son solo historias ficticias, sino productos de un proceso que involucra a la sociedad en la que se desarrollan. Los autores, como Díaz Sánchez, Otero Silva y González León, buscan retratar la exaltación del petróleo y expresar las necesidades sociales a través de sus obras, en las que se establece una conexión con la situación económica y social del país.
En las tres novelas, se entrelazan distintas historias que representan segmentos de la sociedad venezolana. Se evidencia la dicotomía entre lo rural y lo urbano, el desarrollo de la ciudad frente al abandono del campo, y la existencia de un país dividido en dos realidades: modernidad y detrimento. Estas obras revelan una evolución desigual en el país, donde las clases sociales siguen fragmentadas y la riqueza es solo una ilusión para algunos.
La violencia es un tema recurrente en estas novelas, reflejando el periodo histórico en el que se desarrollan, caracterizado por la opresión, los maltratos, las torturas y las injusticias. Estos relatos literarios presentan discursos sociales a través de los personajes, permitiendo apreciar la realidad social y cultural de ese tiempo. Asimismo, estas novelas muestran la conexión constante entre los acontecimientos históricos y sociales de la época. Elementos como la lucha armada, la ciudad, el descalabro de valores, el recuerdo y la muerte se entrelazan en las historias, brindando una imagen vívida del contexto en el que se desarrollan.
CONCLUSIÓN
Una vez realizado el análisis del contexto histórico y social que rodea a las obras Mene, Casas Muertas y País Portátil, para identificar en ellas la visión crítica de la sociedad venezolana, desde la perspectiva de autores nacionales como Ramón Díaz Sánchez, Miguel Otero Silva y Adriano González León, se destaca principalmente que la historia más importante de Venezuela es la que gira en torno al descubrimiento del petróleo, la explotación del primer pozo exploratorio y la consecuente exportación del mineral por parte de empresas extranjeras que posteriormente abriría las puertas a diversas compañías y agentes estadounidenses que se asentarían en el país, marcando el inicio de las más grandes transformaciones.
Asimismo, se considera que la narrativa petrolera venezolana es la literatura más representativa de la realidad del establecimiento de la industria del petróleo en el país; en ella los autores Díaz Sánchez, Otero Silva y González León logran captar todas las vicisitudes, desgracias, injusticias, corrupción, maltratos, enfermedades y muertes que fueron vivencias de muchos venezolanos, como un relato fidedigno y que pretende crear conciencia en el lector acerca de la historia que forma parte de la identidad nacional.
En resumen, la literatura petrolera de Díaz Sánchez, Otero Silva y González León ofrece una visión crítica y profunda de la sociedad venezolana durante el auge de la industria petrolera. Estas obras revelan los cambios sociales, económicos y políticos que se dieron en Venezuela debido al petróleo, y exploran temas como la pobreza, la violencia y la corrupción.
Bibliografía
Ávila, M. y Arráez, D. (2010). Mene y oficina nº 1: un análisis sociocrítico del discurso narrativo. ARJÉ, volumen 4.Universidad de Carabobo. Revista de Postgrado; Recuperado en abril 03, 2022.
Díaz Sánchez, Ramón. (1993). Mene. Caracas, Editorial Panapo. Disponible en: http://www.arje.bc.uc.edu.ve/arj06/art08.pdf
González León, Adriano. (1994). País Portátil. Caracas, Monte Ávila Editores.
Otero Silva, Miguel. (1975). Casas Muertas. Barcelona, Seix Barral.
Paz, Octavio, (1983), Tiempo nublado, Seix-Barral, Barcelona.
Pino, E. (2006). Castricismo y Gomecismo: 1899-1935. Enciclopedia Historia Global de Venezuela. Siglo XX. Dictadura y Democracia. Vol. 3. Caracas, Editorial Globe.
CoAutores: Adianez De León, Yudyth Revilla
Publicado el 08/08/2023
Etiquetas:
Petróleo, literatura, sociedad.
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