SIGNIFICADOS DE LOS VALORES SOCIALES PARA LA COMPRENSION DE LA PRODUCCION ESCRITA
Resumen
La presente investigación tuvo como propósito comprender los significados que le confiere el docente a los valores sociales presentes en la producción escrita de los y las estudiantes de 3er grado de las secciones “A” Y “B” de la UEE La Democracia, ubicado en Maracay Municipio Andrés Eloy Blanco del Estado Aragua. A fin de realizar un diagnóstico para conocer los niveles de escritura de todos los niños y niñas de dichas secciones y su relación con los valores sociales. En la presente investigación se citan los teóricos fundamentales que sustentan el trabajo como son, Goodman, Lerner y Levy, Piaget, Vygotsky, Ferreiro y Teberosky, Cassany entre otro. La investigación se sustenta en el paradigma cualitativo- interpretativo, bajo el método fenomenológico con un tipo de investigación de campo, y los instrumentos de diario de sistematización de la investigadora. Se utilizó una muestra intencional de dos docentes de tercer grado, una por cada sección. Así mismo mediante la técnica de la entrevista semiestructurada con apoyo de instrumentos de captación se obtuvo la información que se categorizó en matrices individuales, y se codificó utilizando figuras referenciales para su posterior estructuración. Posteriormente se contrastó las categorías con los constructos teóricos y las reflexiones de la investigadora, obteniendo como resultado que el máximo valor social de la escritura es la comunicación. Y entre los hallazgos tenemos, que los informantes visualizan la escritura como un proceso de expresión de ideas, conocimientos etc, omitiendo así que quien escribe lo hace para ser leído lo cual implica que debe tener presente al receptor.
Abstract
The purpose of this research was to understand the meanings conferred by the teacher to the social values present in the written production of the 3rd-grade students of sections "A" and "B" of the UEE La Democracia, located in Maracay, Andrés Eloy Blanco Municipality, Aragua State. In order to make a diagnosis to know the writing levels of all the children of these sections and their relationship with social values. In the present investigation, the fundamental theoreticians that sustain the work are cited, such as Goodman, Lerner and Levy, Piaget, Vygotsky, Ferreiro and Teberosky, and Cassany, among others. The research is based on the qualitative-interpretative paradigm, under the phenomenological method with a field research type, and the researcher's systematization diary instruments. A purposive sample of two third-grade teachers was used, one for each section. Likewise, by means of the semi-structured interview technique with the support of collection instruments, the information was obtained and categorized in individual matrices and codified using referential figures for its subsequent structuring. Subsequently, the categories were contrasted with the theoretical constructs and the researcher's reflections, obtaining a result that the maximum social value of writing is communication. And among the findings we have, that the informants visualize writing as a process of expression of ideas, knowledge, etc., thus omitting that whoever writes does it to be read, which implies that he/she must have the receiver in mind.
Extenso
INTRODUCCIÓN
El lenguaje escrito es la representación de un medio de comunicación a través de símbolos propios de un sistema determinado. En este influye grandemente en el desarrollo del lenguaje oral, lo cual hace necesario que este se cumpla, es decir la escritura en forma adecuada y armónica, llegando así a montar la plataforma idónea para desarrollar el lenguaje escrito, razón por la cual, se considera que la escritura es la base de la actividad escolar de los niños y niñas ya que es un registro y un reflejo de la personalidad.
Así mismo todas las actividades humanas, incluidos el lenguaje verbal, escrito y los gestos, corresponden a un entorno mental colectivo. Dicho entorno determina las motivaciones, las elecciones y la forma de afrontar las consecuencias de las acciones. Es por ello que los valores sociales encuentran su máxima expresión en los códigos de comportamiento que cada sociedad se impone a partir de leyes, usos y costumbres aceptados por la generalidad.
En este orden de ideas, la dinámica escolar exige de los entes decisorios (planificadores, administradores, directivos y educadores) una gerencia efectiva que conduzca a mejorar la calidad de la educación, por lo que se requiere de un docente debidamente capacitado y actualizado con una visión holística del fenómeno educativo.
Vale referirse que las necesidades de la sociedad, junto con las individuales del ser de formación constituyen las fuentes básicas de los objetivos de la educación por lo que los nuevos tiempos ofrecen diversidad de retos en este sentido. De allí que sin una clara visión del conjunto del tejido social sobre el cual se actúa y se convive y sin un conocimiento a profundidad sobre los hechos que acontecen se hace difícil para el educador constituirse en el guía de acción didáctica, de ese ser en quien están cifrada las esperanzas de dar respuestas creadoras a los problemas que convergen en torno a una crisis en todos los ámbitos: económico, político, social y ético.
Por otro lado, la educación debe responder a la formación de recursos humano que requiere la escuela, la cual reclama de sus maestros una actitud objetiva y científica en el estudio del desarrollo humano, de la conducta y del aprendizaje, por lo que se justifica la urgente necesidad de capacitación y actualización permanente que la educación reclama.
Los estudios de postgrado se constituyen así en posibilidades concretas para el mejoramiento del quehacer práctico de los docentes, como una visión clara de los problemas socioeconómicos y culturales que caracterizan la sociedad en la cual interactúan, pudiendo planificar y promover acciones para la acción educadora que el momento histórico reclama.
Es de señalar que la labor docente requiere fundamentalmente de una actitud científica que parte esencialmente, de la necesidad innata del ser humano para comprender los fenómenos y acontecimientos que se suscitan a su alrededor, cuyas estructuras y relaciones pueden ser identificadas con métodos razonables.
Por ello, el educador de hoy debe estar dotado de la sensibilidad y destrezas necesarias para interpretar las necesidades y las potencialidades individuales de sus estudiantes, por lo que se amerita de una actitud para el estudio de los eventos que inciden sobre el hecho educativos, lo cual debe traducir en mejora y transformaciones y hacia ello apuntan los estudios de perfeccionamiento académico.
El siguiente trabajo de investigación lleva como objetivo principal interpretar los sentidos y significado de los valores sociales para la expresión escrita de los estudiantes de 3° grado de la Unidad Educativa Estadal La Democracia. Este trabajo tiene los elementos formales y precisos para entender más acerca del tema que se propone investigar, por ello se utilizaran varias herramientas como la investigación documental de diversos textos.
Tiene diferentes contextos que llevaran al lector a comprender de la mejor manera la situación que se presenta, y más que nada lleva al lector a la finalidad de centrarse más al tema, darle más interés y emoción en su lectura realizada.
Acercamiento a la realidad social
La escritura es uno de los inventos culturales más importantes de la humanidad, surgido de la necesidad de comunicarse, de plasmar y dar permanencia a los pensamientos. Desde que el ser humano apareció sobre la tierra, buscó la forma de comunicarse y de perpetuar sus pensamientos a través de símbolos, que inició con dibujos, para expresar los hechos que ocurrían en su entorno. Luego en la medida que la especie humana fue evolucionando, con ella también, la escritura, pues empezaron a fijar sus pensamientos en tablillas, utilizando el lenguaje escrito para interrelacionarse con el mundo, aspecto que constituye la razón social de la escritura y el desarrollo de las habilidades cognitivas.
Hoy por hoy y en todo tiempo ha sido y es la escritura una necesidad imperiosa en todos los ámbitos de la vida, pues ya no es solo a través de los libros sino por medio de la tecnología digital que la escritura se hegemoniza como medio de comunicación.
El lenguaje escrito es la representación de un medio de comunicación a través de símbolos propios de un sistema determinado. En este influye grandemente en el desarrollo del lenguaje oral, lo cual hace necesario que este se cumpla, es decir la escritura en forma adecuada y armónica, llegando así a montar la plataforma idónea para desarrollar el lenguaje escrito, razón por la cual, se considera que la escritura es la base de la actividad escolar de los niños y niñas ya que es un registro y un reflejo de la personalidad.
Entre los principales factores que determinan la legibilidad de la escritura se ubica la confianza que debe fomentarse en el niño para que demuestre seguridad al manifestar sus ideas en forma oral y escrita; fomentar la actitud positiva de los niños y las niñas hacia su producción escrita; valorar los aportes provenientes del medio inmediato y significativo del niño de manera que parta de construcciones escritas sobre su cotidianidad y vivencias diarias, lo que evidenciará los valores sociales inmersos en el mencionado proceso.
En ese sentido, puede afirmarse que la escritura es un proceso dialéctico en el que se establece una estrecha relación entre el sujeto que escribe y la temática sobre lo que escribe, y entre ésta y el posible lector o lectora. De allí que, la escritura es una herramienta que le permite al niño expresar sus ideas, sus dudas, sus hipótesis sobre la realidad, sus descubrimientos, sus angustias, sus fantasías; es decir a través de la escritura el niño adquiere una herramienta invalorable de comunicación y un instrumento que puede orientar su aprendizaje hacia nuevos contenidos que le permitan el acceso a determinados cuerpos organizados del saber que amplíen sus horizontes intelectuales.
Es importante acotar que todas las actividades humanas, incluidos el lenguaje verbal, escrito y los gestos, corresponden a un entorno mental colectivo. Dicho entorno determina las motivaciones, las elecciones y la forma de afrontar las consecuencias de las acciones. Es por ello que los valores sociales encuentran su máxima expresión en los códigos de comportamiento que cada sociedad se impone a partir de leyes, usos y costumbres aceptados por la generalidad.
Por otro lado, la escuela está inmersa en la sociedad y transmite los valores predominantes a través de pautas culturales. Esas pautas vienen implícitas en el lenguaje oral y escrito. A través de él se puede ejercer estrategias de dominación y de emancipación. Además, el ser se construye desde la intersubjetividad, en el compartir con el otro y reconstruir idea.
En el mismo orden expositivo, la compresión lectora para la realización de producción escrita es un pilar fundamental de la educación y de la sociedad a través de los tiempos, se encuentra inmersa en el Currículo Básico Nacional Bolivariano, como un componente del área de lengua y literatura. En Venezuela se forman profesionales especialistas en el área referida en algunas universidades, tales como la Universidad Pedagógica Experimental Libertador “Rafael Escobar Lara” (UPEL), entre otras; las cuales se han mantenido a los diferentes cambios curriculares y de los esfuerzos de muchos docentes e investigadores, visto que es algo sumamente importante, aunque muchos creen que esta trillado el tema y que es sobre entendido.
Se pudo evidenciar a través del diagnóstico realizado a los estudiantes de tercer grado sección “A” y sección “B” de la Unidad Educativa Estadal La Democracia, ubicada en Maracay, Municipio Girardot del estado Aragua, que mediante observación, y trabajos en aula, se constató que los niños y niñas en su mayoría poseen una lectura fluida, utilizan una pronunciación y entonación adecuada al leer, ya han pasado de la etapa silábica, es decir, mantienen un tono de voz adecuado, hacen buen uso de los signos de puntuación.
Sin embargo, el problema que emerge de la situación descrita que se observa en los estudiantes, es que aunque tienen una lectura con las descripciones antes mencionadas presentan dificultades en el momento de plasmar sus ideas, se quedan cortos y no encuentra palabras dentro de su vocabulario para expresarse con soltura de todo aquello que desean plasmar, para describir una lectura realizada, un acontecimiento o simplemente una narrativa producto de su imaginación. Es decir se les dificulta dar sentido y significado de los valores sociales para la expresión escrita, que es el modo de exteriorización de las ideas.
Los estudiantes de tercer grado en su mayoría solo decodifican y mantienen una lectura de unir silabas y pronunciar palabras correctamente, esto se afirma ya que a la hora de plasmar por escrito hay una barrera y limitaciones al realizar producciones coherentes y que no tiende a desarrollar las capacidades de organización, estructuración y distribución de las ideas que fomenta la aplicación de las funciones retóricas como la descripción de un parámetro general y todos sus matices: la definición, la explicación, la ejemplificación, la ilustración, la comparación, la integración, la generalización y la crítica.
Cuando un estudiante lee parte de descubrir nuevos mundos, nuevas ideas, una actividad que le permite redescubrir lo que sabe, lo que le inquieta, lo que le gusta, quien así lee es un buen lector, por eso la inquietud de comprender el proceso de desarrollo de la expresión escrita en los estudiantes desde la visión del docente y cuáles serían sus impresiones acerca de dichas expresiones escritas de los niños y niñas de la mencionada escuela.
Cabe destacar que cuando hay una lectura compresiva es una práctica fundamental en la construcción de la ciudadanía, contribuye a la formación de seres humanos más autónomos y con capacidad de pensamiento crítico. La lectura no es una práctica individual de la escuela sino que transversal a todos los espacios de la vida social, los ámbitos económicos, científico, político, religioso, tecnológico entre otros. El interés de la lectura no depende de la iniciativa individual, no se forman lectores a la fuerza de voluntad. Si por el contrario es la voluntad quien mueve al lector a interesarse por la lectura, es una construcción social.
Sin embargo, el paso del lenguaje oral al lenguaje escrito, implica algo más que decodificar las palabras, lleva consigo la necesidad de aprender a interpretar un nuevo tipo de lenguaje, sin poder recurrir a la ayuda de indicadores no verbales que complementen o aclaren el texto.
El lenguaje escrito se vuelve mucho más complejo que el lenguaje oral debido a que esta última implica procesos mucho más complejos, sobre todo por la relación emisor-receptor. Escribir es un acto que requiere de procesar información, no sólo de la información conceptual, sino también de lo contextual, además cuenta con anexos que facilitan la interpretación del mensaje como por ejemplo el tono y ritmo, lo que el lenguaje escrito no posee.
Esta es una de las razones del porqué la lectura se vuelve más distante a la realidad del intérprete; el individuo que lee debe realizar el trabajo de imaginar la realidad plasmada, comprobada y darle el orden mental coherente con el significado global del texto. La falta de dominio de este proceso es lo que trae como consecuencia, escasos conocimientos previos, pobreza de vocabulario, actitud pasiva, falta de motivación, problemas de comprensión, deficiencia en la decodificación, desconocimiento y/o falta de dominio de las estrategias de comprensión, deserción escolar, ausentismo, bajo rendimiento escolar, aprendizaje deficiente. Teniendo esto como implicaciones en la escritura que los niños y niñas se le dificulte esa soltura de redacción al momento de realizar sus producciones escritas como se menciona anteriormente la falta de dominio en el proceso de la lectura si afecta en gran manera las producciones escritas en los estudiantes.
Por otro lado la escritura es un excelente medio para que el docente identifique en ello el valor social del estudiante y establezca un punto entre ese conocimiento, sus realidades y su expresión escrita. Esto le permitirá conocer parte de los intereses y necesidades de los niños, lo cual redundara en la creación de estrategias que sean realmente significativos para ellos.
Como se mencionó anteriormente la escritura es un proceso dialectico en el que se establece una estrecha relación entre el sujeto que escribe y la temática sobre la que escribe, y entre esta y el posible lector o lectora. Ello implica que para motivar la producción escrita es necesario conocer en profundidad los intereses y motivación de quien escribe. Además, lo escrito será un reflejo de la concepción y visiones de quien se expresa así, el docente al tomar en cuenta estos preceptos, procederá a motivar una escritura espontanea, coherente y nutrido por parte del estudiante.
Alegatos a explorar
La escritura es la base de la actividad escolar de los niños, un registro, un reflejo de la personalidad. Y puede reeducarse y a través de su tratamiento no solamente mejorará la calidad gráfica, sino las dificultades que el niño tiene. En concordancia con esta afirmación, el Currículo Básico Nacional Bolivariano dentro de sus fines propone fortalecer el desarrollo de la capacidad crítica, reflexiva y analítica en los niños y niñas, lo cual puede lograrse mediante la producción de textos, la lectura comprensiva de temas relacionados con su cotidianidad.
En este sentido este trabajo se reviste de importancia desde diferentes aristas, entre las que podemos mencionar la social, pues como es bien sabido, el ser humano plasma sus pensamientos a través de la escritura y de esta manera se perpetúa en el tiempo ya que pueden ayudarles a adquirir las competencias lingüísticas necesarias para acceder a los diversos tipos de textos que tienen que encarar durante su proceso formativo, ya que en la medida en que se logra la identificación de estos recursos que tenemos y usamos a diario, aumenta la conciencia del uso y de la relación entre las producciones orales y las escritas. Al mismo tiempo que se avanza en este sentido se progresa en el desarrollo de habilidades para la escucha y la comprensión y en consecuencia, se mejoraran las habilidades comunicativas que permiten que se logre reflejar en lo que se produce con lo que realmente se quiere expresar.
Con base a lo planteado, los lineamientos curriculares apuntan hacia la enseñanza por proyectos con la finalidad de desarrollar las competencias y habilidades comunicativas. Las primeras, hacen referencia a las capacidades con las que un sujeto cuenta para desempeñarse en su entorno; A estas dos perspectivas se suman el concepto de competencia y las acciones derivadas de las competencias comunicativa, interpretativa, argumentativa y propositiva.
De acuerdo con los lineamientos dados por el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación, (ICFES) para el nuevo Examen de Estado las competencias se definen como “un saber hacer en contexto”; por lo tanto, el interés debe ser dirigido a formar sujetos integrales que tengan más capacidad de comprender, interpretar y cambiar su realidad social. Las segundas, entendidas como elementos que permiten desarrollar la significación dentro de la comunicación; siendo estas: Hablar, escuchar, leer y escribir. Atiendo a las necesidades planteadas para la enseñanza de la lectura y la escritura, a partir de la aceptación de que estas habilidades no se pueden desarrollar en forma aislada y que ambas son formas de construir sentido, mediante las transacciones que se dan entre los textos.
Esta investigación es importante porque, el lenguaje es fundamental en la construcción de ideas; realizar una producción escrita hace que el estudiante reflexione sobre lo que sabe y lo que desconoce. La construcción escrita de ideas científicas acerca de un fenómeno permite establecer relaciones con otras observaciones y permite que distintos enfoques puedan ser contrastados y discutidos. La producción escrita posibilita la organización, la integración de conceptos, y aprender a validar las ideas.
La educación es una herramienta esencial en la vida de todo ser humano, en consecuencia el proceso de enseñanza aprendizaje debe estar construido bajo paradigmas que garanticen la enseñanza de los objetivos impartidos en las diferentes áreas que conforman los niveles educativos, para esto se necesita de un educador que infunda confianza en sus niños, niñas y convierta el aprendizaje en una línea fascinante, es por ello que debe utilizar un conjunto de medios con el propósito de lograr los fines educativos.
Esta se da con el propósito de contribuir y generar un proceso de interpretación, análisis y evaluación de los valores sociales expresados en producciones escritas con intención artísticas literarias realizados por los estudiantes para proporcionarle al educando los conocimientos necesarios que son la base del comportamiento creativo a través de una series de prácticas realizadas por los estudiantes para ayudar a mejorar la conducta observada, que es la falta de expresión escrita donde plasman los valores artísticos literarios, la cual, provoca en la investigadora la inquietud de hacer un estudio sobre el tema.
A pesar de las numerosas investigaciones que se han hecho en el campo de la escritura, sigue siendo un área de trabajo vigente dada la penetración de la escritura en el ritmo de la vida de la actual sociedad y las consecuencias de un aprendizaje inadecuado puede ser irreparable puesto a que este viene a ser un factor primordial para dominar el entorno por lo que repercute de manera notable en el logro de una consolidación de una sociedad plenamente desarrollada.
Se hace evidente que este trabajo representa un esfuerzo que surge de la necesidad de aportar un conocimiento útil que apoye a los maestros, y constituye un significativo aporte, tanto para el proceso de formación, como la formación permanente, en el área de escritura. En este sentido el estudio desarrollado se justifica por cuanto sus resultados podrían servir para generar actividades de actualización de los docentes en las tareas que debe conocer y dominar para llevar a cabo un efectivo proceso de enseñanza y aprendizaje del proceso de construcción de la lengua escrita en los niños y niñas de primera etapa de educación básica, siendo ello el aporte más importante de esta investigación.
Así que la U.E.E. La Democracia, ubicada en Maracay Estado Aragua, se convierte en el escenario investigativo a fin de develar los valores sociales implícitos en el proceso de la escritura, en las producciones de los niños y niñas de 3er grado para comprender los sentidos y significados que le confieren estos pequeños autores a estos aspectos en sus obras a través de sus expresiones.
Cimiento conceptual
Según Hernández, Fernández y Baptista (2006), definen el marco teórico como “el compendio de una serie de elementos conceptuales que sirven de base a la indagación por realizar” (p.40). Esto quiere decir que ayuda a precisar los elementos conceptuales en la descripción del problema y sirven al momento de realizar la investigación.
Así mismo Tamayo y Tamayo (2007) expresa que el marco teórico “nos ayuda a precisar y organizar los elementos contenidos en la descripción del problema, de tal forma que puedan ser manejados y convertidos en acciones completas” (p.145-146). En lo que respeta a esta definición, allí se determina el tema de la investigación ya que se dan respuestas al problema en el cual se va a fundamentar y explicar los aspectos significativos del problema en estudio y lo sitúan dentro de un área específica del conocimiento.
Fundamentos Teóricos
Para integrar dentro de la investigación en estudio los diferentes conceptos y criterios relacionados con el tema, con la finalidad de sustentar la información necesaria para orientarla y lograr un mejor entendimiento, según Hernández (2002), señala que “las bases teóricas sirven para orientar la investigación y los resultados de toda investigación han de incorporarse a teorías o analizarse a la luz de ella” (pág. 34)
A continuación se presentan autores donde expresan algunas consideraciones, referidas a los factores que intervienen en el aprendizaje de la escritura, que son fundamentales para poder comprender el desarrollo del lenguaje en el niño y la niña, que se manifiestan tanto en el medio social donde se desenvuelve como también dentro del proceso escolar formal. Goodman (1982) lo expresa así:
La escritura y la lectura eficiente es un juego de adivinanzas, rápido y fluido, en el cual el lector escoge muestras de las señales del lenguaje puesto a su disposición, tomando la menor cantidad de información para alcanzar la tarea esencial de reconstruir y comprender el significado del autor. Puede ser vista como una reducción sistemática de incertidumbre, donde el lector comienza con el "input" gráfico y termina con el significado (pág. 12).
Muy cierto lo mencionado por dicho autor anteriormente, pero al igual la autora Lerner (1995) hace referencia en una de sus publicaciones de que uno de los propósitos de los programas de la educación escolarizada es lograr que los estudiantes comprendan lo que leen y escuchan, y se comuniquen oralmente y por escrito. Por esta razón, se debe tener presente que las cuatro modalidades del lenguaje (hablar, escuchar, leer, y escribir) son interdependientes y, por tanto, deben tratarse de manera integrada en todas las áreas del conocimiento, independientemente del área en la que nos desempeñemos como profesores de estudiantes en cualquiera de los niveles del sistema educativo.
La lectura se entendió durante varias décadas como la plantea Pipkin (1999) “una actividad cognoscitiva, que implica una relación constructiva en la que interactúan texto y lector. El lector construye una interpretación mental del texto (modelo de significado) que es una de las representaciones posibles de éste” (p. 166).
La lectura, entonces, es concebida desde esta visión como un proceso interactivo por la relación que se establece entre la información que proporciona el texto escrito y los conocimientos previos que posee el lector. Por esta razón, es que varios lectores al leer la misma información puedan tener interpretaciones diferentes (Cassany, 2006). Estas diferencias están dadas por su diversidad cultural y que, por tanto, traen a la lectura vivencias y conocimientos disímiles, producto de la complejidad del entorno cultural en el cual se desenvuelven. De ahí que, actualmente, la lectura es vista como una práctica sociocultural situada, esto quiere decir que los discursos “no ocurren en la nada, en la ubicuidad o en la atemporalidad. Se dicen o se escriben en un lugar y en un momento determinados” (Cassany, 2006, p. 55).
Esta manera de ver la lectura, ha permitido enfocar su enseñanza y aprendizaje de manera diferente a la tradicionalmente aceptada en el aula de clase. En la nueva didáctica el docente juega un papel trascendente en la formación de lectores eficientes al reconocer que tanto las diferencias individuales como el contexto sociocultural intervienen en la construcción del significado de un texto.
Ser lector eficiente, es decir, haber desarrollado las habilidades cognoscitivo lingüísticas requeridas para la comprensión de un texto, es condición básica y necesaria para ser escritor eficiente. Este último requiere expresar con fluidez, claridad y de manera organizada las ideas. Villalobos (2004) parte de la afirmación de que tanto los lectores como los escritores están comprometidos en procesos similares, si no idénticos durante los actos de comprensión y composición y afirma que “si consideramos que el pensamiento y el lenguaje son inseparables y que ambos están conectados, entonces, no debería sorprendernos la idea de trabajar sobre la base de que la lectura y la escritura tienen la misma importancia en los procesos de pensamiento de las personas” (p. 137). Por tanto, la integración de ambas debería estar presente en todas las situaciones didácticas que se planteen en el aula.
En la lectura de un texto el lector encuentra pautas que le orientan y contribuyen a su formación como escritor. Entre estas pautas podemos señalar ortografía, claves gráficas, convenciones estilísticas, información semántica y sintáctica, metáforas, información explícita que proporciona las bases para elaborar predicciones, inferencias y extraer conclusiones. Además, la lectura permite atender a la cohesión y a la coherencia del texto leído e implica el desarrollo de habilidades cognoscitivas.
Para comprender lo que lee y lo que escucha, para expresar con coherencia las ideas, oralmente o por escrito, una persona debe poseer, además, la competencia lingüística requerida. Es decir, debe ser un usuario competente de la lengua en un marco situacional determinado. Cardona (1999), al referirse a este último aspecto, a lo largo de su obra, plantea la escritura como una destreza social (no sólo académica) muy compleja, cuya práctica exige planteamientos antropológicos, sociales, cognitivos, pragmáticos y lingüísticos; es ésta la razón por la cual su aprendizaje es el que está más rígidamente formalizado en una sociedad y el lector sólo puede comprender lo que expresa el escritor si sus marcos situacionales coinciden en diversos puntos, en consecuencia, “el valor que adquiere un discurso no depende de una persona, sino del conjunto de la comunidad” (Cassany, 2006, p. 60).
En la lectura de un texto el lector encuentra pautas que le orientan y contribuyen a su formación como escritor. Entre estas pautas podemos señalar ortografía, claves gráficas, convenciones estilísticas, información semántica y sintáctica, metáforas, información explícita que proporciona las bases para elaborar predicciones, inferencias y extraer conclusiones. Además, la lectura permite atender a la cohesión y a la coherencia del texto leído e implica el desarrollo de habilidades cognoscitivas.
Para comprender lo que lee y lo que escucha, para expresar con coherencia las ideas, oralmente o por escrito, una persona debe poseer, además, la competencia lingüística requerida. Es decir, debe ser un usuario competente de la lengua en un marco situacional determinado. Cardona (1999), al referirse a este último aspecto, a lo largo de su obra, plantea la escritura como una destreza social (no sólo académica) muy compleja, cuya práctica exige planteamientos antropológicos, sociales, cognitivos, pragmáticos y lingüísticos; es ésta la razón por la cual su aprendizaje es el que está más rígidamente formalizado en una sociedad y el lector sólo puede comprender lo que expresa el escritor si sus marcos situacionales coinciden en diversos puntos, en consecuencia, “el valor que adquiere un discurso no depende de una persona, sino del conjunto de la comunidad” (Cassany, 2006, p. 60).
Dentro del contexto social y académico podemos diferenciar marcos situacionales diferentes y cada uno de ellos brinda la oportunidad para leer, discutir, analizar y producir oralmente o por escrito textos de diversa índole, de ahí que, como afirma Cassany (2006), leer y comprender es también una tarea social. Esos marcos pueden proporcionarle al lector las bases para las actividades de composición escrita, las cuales se centran en la manera cómo el texto está estructurado y organizado.
Leer es la operación correlativa a la de escribir. Si en ésta se construye con palabras un todo significativo, en la lectura, a partir de las palabras escritas, hemos de entrar en la comprensión de lo significado. (Rafael Tomás Caldera, 2004)
Por su parte, Villalobos (2004) señala que “si entendemos la organización de un texto, tendremos la capacidad de construir, más fácilmente, un texto escrito. En consecuencia, las actividades de comprensión pueden establecer una base importante para la subsecuente producción escrita de un texto” (p. 139). Álvarez (2009) apunta que “escribir siempre es un acto de elaboración del mundo y de reelaboración de lo leído, del modo de leer y del contenido de esas lecturas” (p. 85); Vázquez (2010) también opina que “los textos escritos dependen de la existencia de y están conectados con otros que a su vez fueron escritos a partir de los precedentes” (p. 2).
Se puede apreciar, entonces, que varios autores comparten la idea de que la composición escrita está precedida por la lectura de diversas fuentes, aspecto que le confiere a la escritura su característica de pluricultural. Pero, tal como afirma Vázquez (2010), la escritura no es simplemente un medio de describir el conocimiento, sino que es un modo de construirlo por medio del lenguaje, el cual el escritor debe conformarlo a las pautas de la comunidad científica, académica o profesional a la que está dirigida su composición, aspecto que le confiere a la escritura su característica de personal.
Desde la responsabilidad de un docente en la formación académica de sus estudiantes es un compromiso despertar en ellos la necesidad de diferenciar lo que es un texto académico de otro que no lo sea, Padrón (1996) señala que no son textos académicos las obras literarias, los documentos religiosos, las alocuciones políticas, las comunicaciones cotidianas, entre otros.
Si la producción de textos académicos, según Padrón, involucra un ámbito particular en el que se “desarrollan actividades de producción y transmisión del conocimiento institucionalizado, entonces serán textos académicos todos aquellos productos comunicativos (físicamente perceptibles o “leíbles”) que se generan en ese ámbito” (p. 1).
Los textos se producen y/o comprenden a partir de una necesidad y se ha señalado que también en un contexto determinado y adquieren un significado real en un todo de acuerdo con las circunstancias en que se generen. Como una verdad incontestable Cassany (1999) señala que para aprender a escribir el alumno debe participar en contextos significativos de comunicación escrita, (p. 152) en los estudiantes. Esto se logra siempre y cuando el estudiante comprenda que la escritura es un proceso complejo que requiere ser lector eficiente.
Los textos informativos son los más utilizados en el aula de clase por cuanto son indispensables para la transmisión y conservación del patrimonio cultural. Por esta misma razón, surge la necesidad de la integración de la lectura y la escritura, para que los estudiantes conozcan el devenir de su propia realidad y, a través de la escritura, fijen su posición ante la misma.
Dentro de la función informativa del lenguaje, por la trama que presentan los textos, la definición, la nota de enciclopedia, el informe de experimentos, la monografía, la biografía, el relato histórico y el artículo de opinión. Esta enumeración nos hace comprender que el propósito con que se acude a la lectura de un texto y/o a su escritura varía de acuerdo a la necesidad de la información que requerimos o queremos expresar, en tal sentido se puede hablar de categorías de información.
Así, tenemos en primer lugar, que se recurre a un texto para obtener información general o específica. Para la primera, podríamos citar como ejemplo los resúmenes que encabezan trabajos de divulgación científica, en los cuales se le dice al lector de qué tratará el trabajo en su totalidad. La segunda responde a un propósito determinado, en consecuencia exige detenerse en los aspectos que responden al propósito con que se recurrió a la lectura. Ejemplos de este tipo de lectura podrían ser el leer para informarse sobre el estado del tiempo, buscar un número telefónico, conocer la distancia entre dos ciudades, recurrir al diccionario para buscar el significado de una palabra, entre otros. Esta información la encontramos en revistas, diccionarios, libros, enciclopedias, Internet, mapas, guías turísticas u otros textos.
En segundo lugar, está la lectura que se realiza para adquirir y/o ampliar el conocimiento sobre un tema en particular; en este caso se trataría de textos especializados en cualquier área del conocimiento. Otro tipo de información es la que obtenemos a través de la lectura que se realiza con fines recreativos, por ejemplo la lectura de una novela.
Las exigencias de información y comunicación presentes en un mundo globalizado, en el que es un imperativo leer para informarse y escribir para comunicarse, plantean como exigencia la integración de la lectura y la escritura en los espacios académicos, laborales y sociales. Esta exigencia se acentúa si entendemos que el resultado de lo que hace el escritor es, de algún modo, la síntesis de las aportaciones de muchas otras personas con las que ha interactuado antes (Cassany, 2000). Es decir, en el producto escrito se refleja la presencia de muchos otros textos escritos con anterioridad.
Por estas razones, desde el aula se debe hacer frente a un proceso acelerado de producción, transformación y expansión del saber que, a su vez, requiere replantear otras formas de leer y de expresarse oralmente y por escrito impuestas por el avance científico, tecnológico y comunicacional. Esta situación nos confirma que en el acontecer histórico social todo es cambiable y relativo, que exige nuevas formas de conocer y de expresarse sobre la realidad. Al respecto Carlino (2003), sostiene que “la fuerza del concepto de alfabetización académica radica en que pone de manifiesto que los modos de leer y escribir de buscar, adquirir, elaborar y comunicar conocimiento no son iguales en todos los ámbitos” (p. 410), en consecuencia, como se ha venido afirmando, los significados de lo que leemos y escribimos cambian de acuerdo al contexto sociocultural, ambos procesos son prácticas socialmente situadas. Este es el marco situacional en el cual se pretende actuar para orientar sobre la planificación, teatralización y revisión del texto académico.
Para elaborar estas orientaciones didácticas partimos de la consideración de que “escribir es para el alumno un medio de pensar, de aprender, de instruirse como individuo que aprende” (Álvarez, 2005, p. 66). Este mismo autor señala “El lenguaje escrito es la forma más elaborada del lenguaje, como consecuencia del rigor y la precisión en el uso de los términos que requiere, así como por la necesidad de explicitar al máximo el contexto mental del escritor” (p. 66) y que, tal como lo advierte Carlino (2003), la alfabetización no es una habilidad básica que se logra de una vez y para siempre.
Serrano y Peña (2003), al referirse a la escritura señalan que “… es un proceso dinámico de expresión de ideas, sentimientos, afectos, visiones del mundo, conocimientos y experiencias para componer textos que tengan significado, para un destinatario real y en atención a propósitos específicos” (p. 389). Los aspectos que señalan estas autoras, al hablar de escritura, se convierten en indispensables en el momento de orientar a los estudiantes durante el proceso que se sigue en la elaboración de un texto académico.
Compartimos con Álvarez (2009), la idea de que “escribir, como leer, se va haciendo permanentemente, la escritura es un aprendizaje vital y por tal motivo también requiere la intervención de un mediador, de un acompañante, de un modelo que entable una relación de lector a lector con los aprendices” (p. 85) y es conveniente hacerle saber a los estudiantes que escribir es un proceso de formación continuo, que el escritor no nace, se hace a partir de la comprensión y análisis de las lecturas que realice.
Además, Álvarez (2005) recomienda el conocimiento del marco social e institucional, los modelos de producción textual y los problemas y carencias que presentan los estudiantes para luego proceder a la enseñanza de la escritura. Castelló (2002), señala que “en la enseñanza del proceso de composición interactúan diferentes contextos y que la escritura de un texto es un proceso situado y subsidiario de una determinada situación de comunicación” (p. 150).
Se ha querido plasmar estas consideraciones sobre el proceso de escritura, para ofrecer a los docentes un marco referencial por la complejidad que representa el mismo. Es un proceso complejo, que ha dejado de ser visto como el desarrollo de una habilidad manual, para convertirse en un objeto de estudio de teóricos e investigadores y presentar una visión socio-cognitiva, la cual tiene que ver no solo con enseñar a los estudiantes a dominar los diferentes procedimientos y habilidades cognitivas que la escritura supone, sino que, de acuerdo con Castelló (2002), con enseñarles a identificar las condiciones de cada una de las situaciones comunicativas, a ser conscientes de los matices diferenciales que conllevan y de ajustarse a diferentes situaciones particulares.
El Proceso De Escritura De Textos Académicos Según Ana María Lerner
En el proceso de escritura de textos académicos se recomienda seguir los subprocesos de planificación, textualización y revisión (Álvarez, 2005; Barboza, 2002; Cassany, 1996; Lerner y Levy, 1995). Estos subprocesos no son lineales, por el contrario, son recursivos y superpuestos. Cuando el estudiante conoce este proceso estará en condiciones de admitir que la composición escrita requiere de tiempo, dedicación y, sobre todo, de un propósito comunicativo y que un texto, tal como se señaló al comienzo, es una unidad de significado y no de forma.
Las consideraciones teóricas y prácticas parten del criterio de que la escritura es un proceso y que, como tal, los subprocesos se deben seguir independientemente de la escritura del texto de que se trate, además de cumplir con las cualidades inherentes a las de un texto escrito tales como: el propósito comunicativo específico, la unidad, la coherencia y la cohesión.
1. En el proceso que se sigue para trabajar la composición escrita de textos académicos, partiendo de la integración lectura y escritura, se deben considerar los siguientes aspectos:
• ¿Sobre qué necesitan, quieren o desean leer y escribir los estudiantes?
En un aula es difícil que los estudiantes coincidan sobre lo que necesitan, quieren o desean leer como base fundamental para escribir. Por tanto, pueden llevar al aula, tanto docente como estudiantes, varias alternativas (temas de actualidad, tareas académicas comunes) para seleccionar la de preferencia de la mayoría.
Al seleccionar el tema, como parte fundamental de la escritura, es útil, a los fines que se persiguen, presentarles a los estudiantes un cuestionario con preguntas generales sobre qué artículos informativos han leído sobre el mismo, dónde los han leído, qué los ha llevado a leerlos, qué importancia les conceden. El análisis de sus respuestas permite al docente conocer qué saben sobre el tema y qué necesitan saber para entonces recomendar nuevas lecturas, confrontarlas, analizarlas y extraer conclusiones. Este es un recurso invalorable para aumentar sus conocimientos previos sobre el tema seleccionado.
• ¿Cuál es el proceso que debe seguir un escritor, en este caso concreto, el estudiante en formación, para la composición escrita de un texto?
Algunos autores como Serrano, Peña, Aguirre, Figueroa y Madrid (2002), con fines netamente metodológicos, plantean tres momentos que se deben dar en el proceso de escritura y sugieren estrategias para los mismos. Así, estos tres momentos serían antes, durante y después de la escritura, pero comenzando siempre con la planificación, la cual incluye diversas actividades. Por su parte, Lerner y Levy (1995) denominan estos tres momentos o etapas como planificación, textualización y revisión, consideran que son etapas que no exigen respetar una linealidad en su ejecución práctica, sino que, por el contrario, son recursivas y superpuestas.
A continuación se presentan las actividades que se dan en cada uno de estos tres momentos o etapas.
Antes de la escritura: es el momento de la planificación y debe partir de la activación de las experiencias y conocimientos previos sobre el tema seleccionado y en la misma se procede, sin ningún orden preestablecido, de la siguiente manera:
1. seleccionar el tema;
2. establecer objetivos;
3. pensar en el lector potencial del escrito;
4. revisar bibliografía y seleccionar lecturas para documentarse sobre el tema;
5. comentar con los compañeros y con el profesor sobre las situaciones sociales en las que se recurre a la exposición de información;
6. seleccionar el género textual que se ajuste a los intereses y necesidades del grupo y al tema que se ha seleccionado;
7. Elaborar esquemas sobre lo que se va a escribir.
Todas estas actividades didácticas deben ser puestas en práctica en el aula, participando conjuntamente docente y estudiantes. Uno de los aspectos que preocupa a los docentes es el tiempo que se invertirá en esta actividad. No existen prescripciones al respecto, depende de los conocimientos previos del estudiante, de su dedicación a documentarse sobre el tema y de las horas extraescolares que le dedique a la revisión de la composición.
Es recomendable seleccionar el tema al inicio del período escolar e ir trabajando gradualmente a lo largo del mismo período. El conocimiento y la habilidad que el estudiante desarrolle en la escritura del tema seleccionado, para la composición del texto académico, indiscutiblemente le proporcionará las bases para su formación como escritor autónomo, es decir, para la escritura de cualquier otro texto.
Para Serrano et ál (2002), en la planificación se pretende:
…generar una representación de la tarea de escritura, así como su punto de partida sobre ideas y temas o elementos que se abordarán. Se denomina preescritura, pues el escritor evoca una serie de ideas sobre lo que desea comunicar, realiza lecturas y consultas que le permitan elaborar, manejar con precisión la información y tomar un conjunto de decisiones acerca de cuál es la mejor estructura y organización que debe dar a las ideas seleccionadas (p. 100).
Para lograr lo planteado por las autoras, es necesario estimular a los estudiantes a leer diversidad de textos y variedad de géneros, para reescribirlos en situaciones significativas, de manera que las experiencias de lectura y escritura coadyuven a su formación como lectores y escritores eficientes, críticos y autónomos.
Durante la escritura: una vez cumplido el subproceso de planificación, se pasa a la textualización. Este subproceso exige del escritor:
1. transformar las ideas en palabras;
2. revisar los esquemas elaborados en el proceso de planificación;
3. detenerse en elaborar borradores, cuidando la coherencia y la claridad;
4. revisar la bibliografía seleccionada para detenerse en la lectura de aspectos relevantes que tiendan a ampliar y/o enriquecer el texto escrito;
5. hacerse preguntas sobre lo leído; buscar más información si la que está allí plasmada la considera insuficiente;
6. comenzar a elaborar la construcción del texto escrito a través de la interacción entre los conocimientos previos y la información que ofrecen las lecturas seleccionadas;
7. anticipar las preguntas y posibles dudas que podrían plantearse los lectores potenciales;
8. tomar en cuenta lo que ya se dijo, antes de agregar nueva información;
9. especificar con precisión de qué se está escribiendo;
10. volver sobre el/los esquema(s) para confirmar si está escribiendo dentro de la línea de pensamiento planteada.
El texto escrito tiene una exigencia de coherencia de articulación interna mucho mayor que el discurso oral. Como se puede apreciar, no es fácil pasar de la comunicación oral a la escrita.
Scardamalia y Bereiter (1992) “opinan que pasar de la oralidad a la escritura supone realizar un tránsito desde un sistema de producción del lenguaje que depende de los inputs del interlocutor a un sistema capaz de funcionar en forma autónoma”.
Para Lerner y Levy (1995) existe una exigencia en el texto escrito que debemos tomar en cuenta: “se presenta como una totalidad cuyas partes pueden estar presentes simultáneamente: para el lector es posible comparar el principio del texto con el final, es posible acercar dos fragmentos muy distantes del texto y analizar sus interrelaciones” (p. 15), características que no rigen para la comunicación oral y que le conceden a la escritura cualidades especiales de tiempo y espacio, así, el escritor puede volver sobre aspectos de interés de acuerdo a necesidades y expectativas para ampliarlos, corregirlos o suprimirlos.
Después de la escritura: una vez elaborados los primeros borradores se pasa a la revisión. Se coloca en tercer lugar por razones de orden metodológico, pero la misma no es el momento final de la construcción de un texto académico, ésta debe estar presente desde que se inicia la planificación.
La revisión es la oportunidad para:
1. identificar logros y problemas textuales y resolverlos;
2. revisitar lo escrito para identificar inconsistencias y/o vacíos de información;
3. suprimir o cambiar afirmaciones, opiniones y otros;
4. ampliar contenidos;
5. anticipar preguntas posibles para tratar de que el lector encuentre las respuestas;
6. comprobar si se ha establecido y respetado un hilo conector del texto;
7. corregir las ambigüedades.
La revisión dentro del proceso didáctico para la elaboración de un texto académico, debe ser permanente, la misma permite la reflexión sobre el propio proceso y redefine el lugar de la corrección en la práctica escolar. La revisión otorga un estatus de seriedad al producto que se va elaborando, así, el texto que se va produciendo pierde la intrascendencia del contacto rápido del escritor con el escrito que produce.
Cassany (1996) afirma que la eficacia en la revisión de un texto depende de que el docente tenga muy claro a dónde quiere llegar, saber qué hará (qué revisará), cómo lo hará (procedimiento), cuándo y con qué (técnicas y actividades). Para la construcción de un texto coherente alumnos y docente deben trabajar en forma conjunta sobre borradores previos, antes de la versión del texto definitivo.
Por su parte Lerner y Levy (1995), señalan que “... es posible ir construyendo un texto gradualmente [...] a partir de los problemas que aparezcan al revisar el texto, los productos mejoran notablemente” (p. 26). De ahí que, en el aula de clase, la revisión debe estar presente en la producción de cualquier tipo de texto; realizarse en una interacción permanente; en un intercambio de ideas entre docente-estudiante y los estudiantes entre sí.
Un aspecto que no se puede omitir es la importancia que tiene el acompañamiento del docente en la elaboración del texto académico. Este acompañamiento supone ayudar a los estudiantes a implicarse profundamente en lo que hacen. No basta con enseñarles a aplicar determinadas reglas, hay que enseñarles a utilizarlas en función de los objetivos de lectura previstos y a que lo hagan de tal manera que dicho proceso no sea independiente del contraste entre
Publicado el 08/08/2023
Etiquetas:
sentidos, significados, valores sociales, producción escrita
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