EL PUNTO CERO: VER NO ES LO MISMO QUE MIRAR
Resumen
El punto cero según Santiago Castro Gómez hace referencia al lenguaje universal de la ciencia, en el que no se tiene un lugar específico en el mapa, se denomina como un no lugar, es una plataforma neutra de observación en el que se puede nombrar al mundo en su esencialidad. Se apoya en el supuesto incuestionable de Smith y Hume, la naturaleza humana es un ámbito de fundación trascendental que vale para todos los pueblos de la tierra, aunque existe una gran cantidad de sociedades simultáneas en el espacio, estas no necesariamente lo son en el tiempo. Se debe hacer uso del método analítico, comparando las sociedades para determinar cuáles están en los estadios superiores y cuáles en los inferiores con respecto a la escala evolutiva. Locke afirma que, entre las sociedades contemporáneas europeas y las americanas existe una relación de no simultaneidad.
Abstract
The zero point according to S.C. Gómez makes reference to a universal language of science, which does not have a specific point in the map. It is called a no place. It is a neutral observation platform in which the world can be escencially named. It rests on the una tuestinable assumplion of Smith and Hume, human natureis a scope of transcendental foundation which is valid for all peoples in world. Although there is large number of simultaneous companies in the space, they are not necessarily in time. Analytical methad should be used comparing the societies to determine which are in the higher stages and which lower ones in relation to evolutionary scale. Locke claims that, amony contemporary European and american societies there is a non simultaneity relationship
Extenso
Los ojos son la ventana a la realidad, de ahí, que se le atribuyan méritos por la visión, más sin embargo, los ojos no ven, de forma literal, ellos miran, recolectan información para que el cerebro pueda procesarla, pues el cerebro es el encargado de determinar lo que vemos y cómo lo vemos; esta información perceptual que recibimos del cerebro se basa en la información que proviene de los ojos. ´
Cuando un individuo se relaciona o compenetra demasiado con su medio ambiente social y cultural, puede cegarse ya sea, sobrecargando o abrumando su memoria a corto plazo: conocida como visión tubular por la falta de tiempo o la rapidez al mirar, lo que puede limitar al cerebro para tomar decisiones visuales. En este sentido, el número de alternativas de selección de la información será determinado por la velocidad de la percepción; algunos autores afirman que el cerebro pierde el acceso a la información visual antes de que haya tenido tiempo de tomar dichas decisiones.
Lo que se pretende ver puede ser completamente diferente a lo que el sistema visual puede detectar del medio que nos rodea, no es solo cuestión de imágenes, el cerebro puede propiciar un sentimiento de que somos capaces de ver lo que está en frente de nosotros, todo aquello que percibimos es obra de nuestro cerebro. En fin, mientras más interesados estemos y nos esforcemos en mirar, menos será lo que podamos ver. Por tal razón, la atención, la percepción, el raciocinio, lo justo, lo conocido y desconocido por el individuo juegan un papel esencial a la hora de hacer un juicio o de simplemente hacer saber un punto de vista, en fin, gracias a las ciencias sociales podemos dar respuesta a las actividades y al comportamiento de los seres humanos para analizar las manifestaciones de la sociedad.
Dussel (1999), parte del supuesto del “mito eurocéntrico”, este nace con el descubrimiento de América y ha predominado desde entonces, en el que la modernidad es un término exclusivamente europeo y se habla de la universalidad, Dussel propone el “paradigma planetario” como el resultado de la administración que diferentes imperios europeos (España, Francia, Holanda e Inglaterra), realizan de la centralidad que ocupan en el sistema – mundo. Entonces, La Ilustración, El Renacimiento Italiano, La Revolución Científica y la Revolución Francesa no son fenómenos europeos sino mundiales y son producto de la relación asimétrica entre Europa y su periferia colonial. Europa es esa “conciencia reflexiva” de la historia mundial en el que se permite aseverar que el capitalismo es el resultado entre la planetarización europea y la centralización de dicho sistema.
Hume, Smith y Turgot, hacen referencia al valor de la economía como medio para garantizar la reconstrucción racional de la historia de los pueblos, “los salvajes de América” están en el predominio absoluto de la doxa en cuanto a materia cognitiva se refiere, lo cual es equivalente al “estadio infantil de la humanidad” y a la escasez en materia económica. Las sociedades europeas y la americana, se pasan de la mentalidad primitiva al pensamiento abstracto y de la economía de subsistencia a la capitalista, si se habla de modos de producción de riqueza. Cada una de estas sociedades son necesarias para observar sus progresos, sus guerras, sus males, su agitación, su calma. Por lo que a paso lento, deberían llegar a su máxima perfección. Según nuestra creación, todos somos iguales (economía de mercado, pensamiento científico, facultades naturales) ¿Por qué existen sociedades que evolucionaron a pasos agigantados y otras que pertenecen ocultas en la oscuridad del conocimiento?, ¿En dónde quedan las similitudes de supervivencia, el aprovechamiento de los recursos que la naturaleza nos ofrece?, la influencia del clima, la posición geográfica, entonces, ¿Por qué, si todos tenemos los mismos derechos para explotar al máximo nuestras capacidades, apenas una cuarta parte de la población, logra ser exitoso?, ¿Creen ustedes que la aparente superioridad de la raza blanca está sobrentendida?, ¿la raza roja se encuentra estancada en su evolución histórica, por sus deficiencias económicas, físicas y cognitivas?, ¿Puede el hombre a través del fanatismo, autodestruirse a costa de su bienestar?, ¿Podrá la raza roja, despertar de su realidad?. Es indudable el uso de una taxonomía clasificatoria del hombre, que divide a la población mundial por razas, asignándole a cada una un lugar fijo e inamovible al interior de la jerarquía social, en el que la raza se clasifica en cuatro categorías según Kant (1996), en Castro (2005: 40): 1) raza blanca, 2) raza negra, 3) raza de los hunos (Kalmúnica o Mongólica) y la 4) la raza hindú o hindustánica. Razas en las que se condensan las características hereditarias de los pueblos, según sean “mestizas o puras”. Estas cuatro razas se distinguen según la geografía y el color de piel, introduciendo una variante según su taxonomía anterior, Kant (1996), en Castro, (2005: 41), afirma que estas son: la blanca (Europa), la amarilla (Asia), la negra (África) y la roja (América).
Estas razas no solo están determinadas por el color de piel, sino también por el clima y la geografía, así como por su capacidad para superar las destrucciones de la naturaleza, sino que dan paso a la base epistémica del poder colonial, o lo que es lo mismo la “colonialidad del poder”, están incentivadas por su capacidad o incapacidad para ser “educados” con miras al progreso, a la superación, al éxito, al accionar racional, y asegurar un ideal humano. La raza blanca europea por sus características internas y externas, existe en su mayor perfección mientras que el resto de las razas (asiáticas, africanas y americanas), son moralmente inmaduras ya que su cultura revela imperfección. Tal afirmación asegura que existe una jerarquía moral en cuya ciencia aparecen instituciones vanguardistas del progreso humano. ¿Podemos clasificar las razas como capaces o incapaces?, ¿Se puede predecir el accionar humano, solo por un espacio geográfico?, ¿Por qué la raza blanca es la más privilegiada?, ¿Estos pueblos colonizados por Europa son inferiores por naturaleza?. Existe una relación estructural entre colonialismo y las ciencias humanas, en el que el proyecto ilustrado de la ciencia del hombre se sustenta en el occidentalismo en la que se postula la superioridad de la raza blanca europea.
Europa se apoya en la creencia de superioridad étnica sobre las poblaciones colonizadas ya que de ella prevalecía la luz del conocimiento verdadero sobre Dios y su cultura cristiana. En este sentido, se afirma que, la representación hecha desde el ámbito étnico y cultural queda vinculada a una particularidad específica, objetiva, ya que puede abstraerse de su lugar de observación para realizar una “mirada universal” sobre el espacio geográfico con independencia de su centro étnico y cultural de observación conocido como la Hybris punto cero. Este lugar surge de la necesidad del Estado Español de ejercer el control sobre el circuito del Atlántico de imperios “irrelevantes” para la geografía física, en el que se convierte una propia historia local en lugar único y universal.
Por naturaleza existen razas superiores y razas inferiores, en el que el imaginario ideal europeo debe llevar a cualquier cultura a querer cambiar radicalmente las estructuras cognitivas, afectivas y volitivas del dominado a convertirse en un “hombre nuevo” a imagen y semejanza del hombre blanco occidental, Europa intentó eliminar “cualquier forma de conocer” despojando de cualquier legitimidad ideológica a las culturas inferiores. No se trataba solo de reprimir físicamente sino que por cuenta propia naturalizaran el imaginario cultural europeo como única forma de lograr la perfección con la naturaleza, con el mundo social y con su propio ser. Era amoldar al indio a los patrones culturales de los superiores, de los letrados, de los perfectos y llegar a ofrecerles una vida civilizada, a través del estudio de la evangelización, a través de la creación de las escuelas y del trabajo duro de la mano de obra esclava.
El discurso colonial apoyado en visiones como las de Mignolo, Dussel y Quijano ampliaron la noción de discurso colonial como un sistema de signos en el que las potencias coloniales impusieron sus valores, conocimientos, formas de comportamiento, disciplinas a etnias inferiores, recibiendo la legitimación por parte de la ciencia moderna dando paso al imaginario científico de la ilustración. La modernidad y la colonialidad crearon un lugar de enunciación del discurso ilustrado criollo que coincide con el discurso de la limpieza de sangre y con el imaginario moderno del punto cero.
Apoyado en cronistas, cosmógrafos y cartógrafos, el historiador Mörner (1969), señaló que la noción de casta fue usada para designar a las personas de sangre mezclada, cargada de una valoración peyorativa, sancionada por el orden jurídico. Estas élites crearon una gran cantidad de taxonomías clasificatorias con el objetivo de identificar a qué casta pertenecía cada individuo de esta tierra, estableciendo un orden social de acuerdo al lugar que debían ocupar, llamado “cuadros de castas” (surgido en México), según García Sáiz (1989), en Castro (2005:74), estos representaban un complejo proceso de mestizaje a través de 16 cuadros en las que se dejaba ver los diferentes tipos de mezcla racial, designando a cada uno con un nombre, una actividad y una posición social específicas; estas castas estaban en orden descendente: aparecían el padre, la madre y el hijo, con su color de piel, su vestimenta particular y su actividad laboral característica. Estos 16 “tipos de sangre” eran: 1) de español e india, mestizo, 2) de mestizo y española, castizo, 3) de castizo y española, español, 4) de español y negra, mulato, 5) de mulato y española, morisco, 6) de morisco y española, chino, 7) de chino e india, salta atrás, 8) de salta atrás y mulata, lobo, 9) de lobo y china, jíbaro, 10) de jíbaro y mulata, albarazado, 11) de albarazado y negra, cambujo, 12) de cambujo e india, zambaigo, 13) de zambaigo y loba, calpamulato, 14) de calpamulato y cambuja, tente en el aire, 15) de tente en el aire y mulata, no te entiendo, 16) de no te entiendo e india, torna atrás.
Cada nombre designaba el lugar exacto que debía tener una persona en el proceso de movilización social, construyeron subtipos, en los que correspondía un nivel de jerarquización de discriminación étnica. Las categorías “salta atrás” y “torna atrás” hacían referencia a un mestizo descendiente, estos retrocedían en el proceso de blanqueamiento, “tente en el aire” significaba que no retrocedía ni adelantaba porque su sangre estaba lo suficientemente mezclada de tres razas y se encontraba a igual distancia del blanco y del indio. Las categorías de lobo, albarazado, barcino, cambujo eran nomenclaturas despectivas que hacían referencia a animales, mientras menos pura era la sangre, menor era la posibilidad de ascender socialmente, el varón mestizo podía redimir su prole si engendraba hijos con una mujer blanca, si se casaba con ella podía tener hijos legítimos considerados españoles. Ahora, si la sangre era contaminada con elementos “negros” la posibilidad de redención era casi imposible, su degeneración racial y social también era mayor. Todo estaba centrado en el ideal español, visto como norma, a partir de ahí, eran juzgadas todas las demás, eran tildadas de holgazanes, estúpidos, perezosos, escasos de luces, carentes de carácter y de personalidad, inferiores a las del hombre occidental, catalogados como defectuosos por la naturaleza de su casta.
Toda esta información nos da una idea de cómo fue la clase de vida que pudo llevar el grupo dominado, cualquier dato sobre su origen, ya estaba estigmatizado, encasillado, todo se daba por sentado, sus preferencias sexuales, su personalidad, su manera de actuar, su vestimenta, el lugar que ocupaba, su única función era ser mano de obra esclava para la minería, haciendas y encomiendas, eran propiedades personales de algún español, sujetos a las leyes que regulaban la herencia, las deudas, los impuestos, sin privilegios civiles eclesiástico, siempre fueron la servidumbre en menor o en mayor grado dependiendo de su pureza de sangre.
Ese ojo individualizador que nos hace unidad y a la vez diversidad es el que nos permite apropiarnos del presente y proyectar el futuro como expresa Zemelman (1992), en Carrera (2017), debe “hacerse” de la objetividad, esa visión individual es el conocimiento acumulado históricamente y en conjunto con su praxis busca un futuro plural que le permita consolidar nuevas ciencias sociales para construir conocimiento nacional. Esa visión se hace lenguaje y para Castro Gómez (2005), el lenguaje es visto como un instrumento de dominio y emancipación producto de una supuesta estructura universal de la razón. El punto cero busca convertir a la ciencia en una plataforma inobservada de observación, en la que se puede establecer las leyes que gobiernan. La ciencia permitirá ver al hombre “tal como es” y no “como debiera ser”, es poner en paréntesis cualquier aspecto religioso, moral o metafísico sobre el hombre. La ciencia no es normativa, sino descriptiva.
Bajo esta premisa se da inicio al comienzo epistémico absoluto, sustentado en el control económico y social del mundo, “una nueva crónica del mundo americano” de carácter etnográfico, señalada como forma única y verdadera, centrada en la verdad, la racionalidad científica – técnica de la modernidad. Colombia pretendió ser objetivo, neutro, manejarse frente a una supuesta “verdad” frente a los grupos subalternos para salir de la colonialidad. El ser blanco estaba acompañado no solo del color de piel, sino de creencias religiosas, vestimenta, certificados de nobleza, formas de comportamiento y de producir conocimientos.
En el texto Hybris punto 0 de Castro Gómez (2005), presenta un compendio de 21 manuscritos recopilados por Don José Celestino Mutis. En el que hace referencia a la unificación lingüística del imperio para facilitar el comercio, erradicar la ignorancia y aseverar la introducción de vasallos americanos a un mismo modo de producción, de esa gran diversidad lingüística fue casi imperativo unificar una lengua para su comunicación, por lo que el castellano se convirtió en esa única lengua hablada y enseñada en América. El edicto real de 1770, ordena la extinción de las lenguas indígenas y que los indios sean instruidos de su religión en castellano.
El punto 0 es una plataforma neutra de observación, que no puede observarse desde ninguna parte (filósofos y científicos ilustrados), el que observa sin ser observado (Hybris) es el desconocimiento de la espacialidad para muchos, es visto como sinónimo de arrogancia y desmesura al pretender carecer de un lugar de enunciación y traducción, es el peor de los pecados ya que se asemeja a una especie de dios que todo lo ve y todo lo sabe.
“Los orientales, los africanos, los amerindios, son componentes necesarios para la fundación negativa de la identidad europea” (Hardt y Negri, 2001:32), las clases sociales son la garantía para denigrar, discriminar y menospreciar a sociedades inferiores vistas como componentes necesarios para reflejar negativamente la identidad europea. Estos aparentes principios normativos de carácter universal fueron el trampolín para atreverse a juzgar apoyados en la razón para que las sociedades humanas puedan asegurar el progreso, Kant, en su ensayo publicado en septiembre de (1774), afirma que los que se resistan a este progreso serán vistos como “autoculpables” merecedores de su propia miseria debido a que para el siglo XVIII las condiciones estaban dadas para que el mundo saliera de su ignorancia.
El proyecto científico de la ilustración y el proyecto colonial europeo, carecían de un lugar de enunciación del conocimiento debido a que la ciencia permitió invisibilizar un lugar por ambiciones geopolíticas enraizadas en el sistema- mundo moderno- colonial; con ello pretendía, la cultura dominante, ejercer un control de territorios claves para expandir el capitalismo en todas sus pretensiones. Toulmin en su libro Cosmópolis presentado a mediados del siglo XVII, da evidencia de unos “aparentes cambios de mentalidad”. Estos cambios estaban centrados en: a) la teoría jurídica y moral fue reemplazada por la “ética” para orientar el estudio de principios universales de comportamiento, conocidos como: el bien, el mal y la justicia; b) el uso de la prueba escrita como forma de validación y transmisión de conocimientos; c) las fuentes empíricas de conocimiento son las operaciones del entendimiento, “claras y diferentes” de la mente humana; d) el tiempo y el espacio son rechazados como instrumentos de especulación filosófica, ya que, el filósofo debe tomar distancia para esclarecer las estructuras permanentes, sean naturales o sociales, que subyacen a todos los fenómenos.
Esta aparente extraña visión, presentada en Cosmópolis, entendida como otro punto de vista científico, permite elaborar un tipo de conocimiento que toma al hombre y a la sociedad como objetos de estudios sometidos a las leyes de la física ejemplificados por Newton. Partiendo de estos planteamientos, me pregunto: ¿por qué a través de la pretensión de una supuesta racionalidad podemos asegurar un orden absoluto y total?, ¿podemos asegurar que la observación derivada de este paradigma es objetiva, neutra y no contaminada?, ¿podemos afirmar que la arrogancia desmesurada de Descartes, al referirse a un orden total, lo pone en un sitial de dios que todo lo ve y todo lo sabe?
Descartes afirma que cuando el observador se deshace de todas sus opiniones contaminadas en el sentido común, se puede hacer ciencia, por tanto, debemos eliminar la incertidumbre ya que esta es una de las causas de los errores de la ciencia debido a la excesiva familiaridad del observador, debemos encontrar un sólido punto de partida para construir los cimientos de una nueva visión del conocimiento. ¿En realidad es eso posible? ¿No es acaso la incertidumbre caldo de cultivo para los cimientos de la inquietud científica en el sentido que nos lleva hacia la indagación y el discernimiento para comprender aquello que nos mueve hacia el querer hacer ciencia?
Descartes plantea un modo de nombrar nuevamente el mundo, separar las fronteras para tener el poder de decidir qué es legítimo y qué no, cuáles comportamientos son normales y cuáles no, este punto 0, es una representación de los “varones ilustrados” que tienen la cualidad de la neutralidad y la imparcialidad, en la que la naturaleza humana es la responsable de que las leyes del “cosmos” se equilibren con las de la “polis”: “como la ciencia del hombre es la única fundamentación sólida de todas las demás, es claro que la única fundamentación sólida que podemos dar a esta misma ciencia deberá estar en la experiencia y la observación” Hume, (1981:26). Ambos (Descartes y Hume), pretendían colocar a la ciencia del hombre en un punto cero de observación, en un trampolín “disimulado” de observación a través de un observador neutral, que sea capaz de ver esa realidad en su facticidad pura.
Para concluir, ¿estas posturas tan racionalistas que apuestan por la capacidad de objetivar la realidad, de qué modo han contribuido con ese condicionamiento que nos coarta la capacidad de mirar y la supedita a la mera superficialidad del “ver? Particularmente, creo que las ciencias sociales mucho pueden hacer para abonar el terreno en el que el hombre pueda desaprender la lección y aprenda a mirar, a mirarse a sí mismo sin cortapisas y, en consecuencia, se reconozca individualmente como miembro de una imbricada red de relaciones sociales que lo distinguen para hacerlo único, pero también parte importante del todo.
BIBLIOGRAFÍA
Carrera, J. (2017). Entre lo imaginario y lo real. Teorética y reflexividad para una antropología de lo imaginario. Cinta moebio 59: 143-156 doi: 10.4067/S0717-554X2017000200143, Temuco: Chile.
Castro, S. (2005). La Hybris del punto 0 .Ciencia, Raza e Ilustración en la Nueva Granada (1750 – 1816). Editorial Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá: Colombia.
Dussel, E. (1999). “Más allá del Eurocentrismo: El sistema – mundo y los límites de la modernidad”. En: Castro-Gómez, Santiago, Oscar Guardiola- Rivera y Carmen Millán de Benavides (eds). Pensar (en) los intersticios. Teoría y Práctica de la crítica poscolonial, Bogotá: Colombia.
Hardt, M. y Negri, A. (2001). Imperio. Ediciones desde abajo, Bogotá: Colombia.
Hume, D. (1981). Tratado de la naturaleza humana. Ediciones Orbis, Madrid: España.
Mörner, M. (1969). La mezcla de razas en la historia de América Latina. Ediciones Paidós, Buenos Aires: Argentina.
Publicado el 20/03/2023
Etiquetas:
Ciencias Sociales, Hybris, punto 0, lingüística.
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